Imagen: fotografía frontal de Sergio Melnick (Fuente) / Sergio Melnick y Álvaro Corbalán en acto de Avanzada Nacional (Fuente) / Sergio Melnick y Pinochet (Fuente) / Sergio Melnick, probablemente vendiendo la pomada (Fuente)

Por Victor Serge

Murió hace unos días el concejal de Las Condes y ex ministro de Pinochet, Sergio Melnick. Mientras algunos lo lamentan y homenajean, otros lo recuerdan por su lado más oscuro. Sin ánimos de celebrar la muerte de nadie, comulgamos más con los segundos. Cuando alguien se va, es justo recordar a la persona sin distorsiones, y cuando son personajes públicos, es preciso situarlos correctamente en la historia (a riesgo de distorsionar la historia misma). La cuestión es muy parecida a lo que hicieron con Piñera, y nuestro reciente comentario al respecto intenta hacer lo mismo que ahora escribimos a propósito de Melnick.

Según la enciclopedia, Melnick se formó en espacios de elite como el Nido de Águilas y la Alianza Francesa. Era ingeniero comercial con mención en economía (según la misma fuente, egresó en tiempo récord en 7 semestres). Hizo un magíster y doctorado en la U. de California, LA, siendo el resto de su curriculum historia tras historia de éxito profesional (incluyendo colaboraciones con CEPAL y PNUMA, profesorado en la Facultad de Economía y luego como decano, jefe del departamento de inversiones de ODEPLAN y Ministro de Planificación de Pinochet).

Luciano Cruz-Coke, conocido ex actor y actual senador de derecha, lo elogió como “dialogante”, como alguien “que sostuvo sus posiciones con argumentos aún cuando podían ser impopulares.” Agregó que era “imaginativo”, y “con un innegable espíritu de búsqueda espiritual y del sentido de lo humano”. ¿Hasta qué punto se puede sostener una imagen tan generosa sobre este personaje? 

Melnick es en realidad un personaje bastante más oscuro. Ignoro si fueron amigos como algunos dicen, pero tuvo algún vínculo con un notorio verdugo de la dictadura, Álvaro Corbalán (hoy preso por sus crímenes) y se le fotografió con él en un acto del partido ultraderechista que Corbalán lideró, Avanzada Nacional (cosa que después Melnick negaba). Se le encontró incluso presentando el libro “Miguel Krasnoff. Prisionero por servir a Chile”, siendo que Miguel Krasnoff, como muchos saben, suma condenas por más de mil años (¡Mil años!) de cárcel por una variedad de horrorosos cargos de violaciones a los derechos humanos. 

Una de las historias más escabrosas sobre Krasnoff es el caso de tortura y asesinato de Diana Arón (ya referenciada en este medio en nuestra contribución sobre nazis y fascistas en dictadura), donde Krasnoff también hizo ver, ante testigos, una odiosa faceta antisemita (bien propia de la herencia familiar fascista que tenía).

Algunos hablan entre rumores que a Melnick se lo veía en dictadura con personajes relevantes de oscuras filiaciones, y que podría haber estado a lo largo de su carrera dedicado a mover platas para causas políticas de su interés. Aunque queda en el status de un rumor, no deja de agregar otro perturbador matiz a su persona (porque, además, a nadie le debiera sorprender si fuese verdad).

En cualquier caso, aunque los civiles que trabajaron en dictadura suelen lavarse las manos respecto a los crímenes que se cometieron, hay trabajo que documenta la estrecha relación entre los ministerios de la dictadura y las agencias de inteligencia y represión (que, como sabemos, hacían gran parte de la pega sucia, y siendo que todos sabían que se estaba desplegando una dura represión). Esto ya lo habíamos comentado en una contribución anterior sobre el carácter civil de la dictadura, para el reciente 50° aniversario del golpe de estado.

Melnick en su momento también expresó sus convicciones antidemocráticas. Reportado por el Fortín Mapocho en 1987, Melnick decía que “votar es una cobardía”, que hacerlo es como lanzar la piedra y esconder la mano y que, en cambio, “participar es conocer los problemas de la complejidad y la planificación.” El tema, para él, era que “las masas en general son ignorantes y no entienden el problema de la planificación y la complejidad.” Dándoselas de audaz gurú intelectual, continúa hablando de la importancia de ir en contra del sentido común, y sobre el futuro del mundo.

Promovió en su momento discursos bastante odiosos, extremistas o alarmistas en redes sociales estos últimos años, y se dedicó con pasión a vilipendiar y darle jugo a la Convención Constitucional, e incluso de pronto difundir noticias falsas al respecto. Recuerdo incluso haberle visto twittear, asustado de que el Apruebo ganara, que habría que estar dispuestos a tomar armas y radicalizarse para defender el Chile que ellos (la gente como Melnick) quieren.

Si bien muchos no encontramos gracia en celebrar la muerte de otros y preferimos tomarlo sobriamente, hay antecedentes de sobra para al menos no salir a homenajear a personajes como Melnick (o como Piñera). Nosotros elegimos recordar.