Las flores son, pues, una maravillosa estrategia de la planta para proteger del calor a los órganos reproductivos (sobre todo femeninos).

El problema fue que con tanta protección, ya el viento no era eficaz para dispersar el polen, así que empezaron a aprovecharse de los insectos, que ya llevaban mucho tiempo en el planeta. Y para eso tenían que atraerles con un festival de:

– Colores (blanco y amarillo especialmente, que reflejan la luz del sol, calefacción natural para acoger a los insectos. Y si las plantas, además, hacen heliotropismo, lo de orientarse al sol, mejor).

 

– Aromas embriagadores de aceites esenciales (que perfuman a los insectos para tener éxito con sus parejas zumbonas).
– Sabores (polen, nectar).
Otras plantas florecen de noche, y sus visitantes son las nocturnas polillas y los murciélagos.

Y otras se especializan en los pájaros, con sus flores tubulares y rojas (y no olorosas, puesto que los pájaros no lo necesitan). 

Ni que decir tiene que el cambio de temperatura en el planeta fue lento y gradual. El planeta necesita todo el tiempo del Mundo para crear cosas como las flores.

 

Fuente: Radio Valdivielso (Vladimir Rivero) El Jardín del Calvo
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