Ha llegado el momento de poner fin a las AFP, y asegurar pensiones dignas. Sin embargo, no son pocos los que temerosos, se muestran indecisos frente a esta iniciativa. EstĆ”n desencantados con los pobres resultados alcanzados. Sin embargo, les asusta los principios de reparto, solidaridad, universalidad esgrimidos en la Nueva ConstituciĆ³n. Temen que sus escasos ahorros vayan a parar a manos de otros mĆ”s pobres.

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Chile ha vivido durante cerca de 50 aƱos bajo un modelo neoliberal, que ha fomentado un individualismo exacerbado, cada cual se preocupa y defiende sus intereses. Palabras como solidaridad e igualdad asustan, y son vividas como amenaza. El temor a que nos quiten lo que tanto nos ha costado construir, no pone a la defensiva y nos hace presa de todo tipo de mentiras y engaƱos. MĆ”s aĆŗn, se si ha vivido bajo un Estado que no protege a sus ciudadanos.

 

Particular alarma ha suscitado el elevar a rango Constitucional el derecho a la seguridad social, no contemplada en la ConstituciĆ³n de 1980 que sĆ³lo regulaba el acceso. En la nueva ConstituciĆ³n, se establece una Sistema de Seguridad Social pĆŗblico, que sea para todos, incluyendo a quienes ejercen labores de cuidados, es decir cientos de miles de mujeres que trabajan en sus casas, basado en los principios de universalidad, solidaridad, integralidad, unidad, igualdad, suficiencia, participaciĆ³n, sostenibilidad y oportunidad.

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Sistema que se financiarĆ” por trabajadores y empleadores, a travĆ©s de cotizaciones obligatorias, y por rentas generales de la naciĆ³n.

 

Apenas se aprobĆ³ esta norma, la derecha reaccionĆ³ con fuerza seƱalando que esto significaba que nos expropiarĆ­an o quitarĆ­an los pocos ahorros capitalizados en las cuentas individuales de las AFP. Y serĆ­a una de las razones para no votar apruebo. Las AFP han hecho lo suyo, y han lanzado una campaƱa por el derecho a elegir.Ā  Sin embargo, cuando se intentĆ³ crear una AFP estatal, para que se pudiera elegir, recurrieron al Tribunal Constitucional e impidieron que se implementara esta ley.

 

La actual ConstituciĆ³n no garantiza el derecho a pensiones dignas. SĆ³lo regula un sistema de pensiones de vejez, de invalidez y sobrevivencia derivado de la capitalizaciĆ³n individual obligatoria en una administradora de fondos de pensiones (AFP). SĆ³lo en casos excepcionales, y cuando este componente es insuficiente el Estado asume un rol subsidiario, complementando los fondos de los trabajadores.

 

No es verdad, que los trabajadores son propietarios de sus ahorros previsionales, en tƩrminos directos como lo son de los bienes propios o cuentas bancarias. No se puede disponer de dichos fondos libremente. La mejor prueba de ellos han sido las arduas discusiones para implementar modificaciones constitucionales para efectuar retiros de los fondos de la AFP.

 

La derecha ha insistido que Ć©l fin del sistema de las AFP y la implementaciĆ³n un sistema solidario y de reparto implicarĆ­a la expropiaciĆ³n de nuestros fondos. Esto es una mentira del porte de una catedral. En realidad, el fin de las AFP, significa que ya no podrĆ”n usar nuestros ahorros para hacer sus negocios.

SegĆŗn la FundaciĆ³n Sol, gran parte de los ahorros previsionales son empleadas en empresas de grandes empresarios con importantes ganancias. El dinero de los trabajadores es invertido en empresas de grandes grupos econĆ³micos tales como: los Luksic, Ponce Lerou, Angelini, Matte e incluso Penta. Quienes lucran y obtienen enormes ganancias con nuestros ahorros.Ā  Parte de nuestros ahorros van tambiĆ©n a los bancos, que nos prestan nuestro dinero con elevados intereses. Sin embargo, nuestros fondos no rentan, y al final de nuestra vida laboral recibimos pensiones miserables.

 

Los resultados del sistema de AFP son catastrĆ³ficos. SegĆŗn, las estimaciones de la ComisiĆ³n de Pensiones creada por la expresidenta Bachelet, se estima que personas con un salario de 600.000 que hayan cotizado durante 33 aƱos recibirĆ”n una pensiĆ³n de 234.000. Si estas personas estuvieran en un sistema social de pensiones, guiado por los principios que propone la nueva ConstituciĆ³n, como el sistema que propone el Movimiento No +AFP tendrĆ­an una pensiĆ³n de 628.000 (https://www.fundacionsol.cl/simulador). Es decir, las bajas pensiones no se explican por lo ahorrado durante la vida laboral, sino que son el resultado de organismos que se han dedicado a lucrar con el dinero de los trabajadores.

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Cabe seƱalar, que la norma aprobada no estipula cĆ³mo se implementarĆ” el sistema de pensiones, sĆ³lo seƱala los principios por los cuales debe regirse y su carĆ”cter pĆŗblico. Y esto no es contradictorio con sistema de capitalizaciĆ³n individual en entes privados. En realidad, lo que se busca es establecer un sistema de pensiones que asegure pensiones dignas, e impedir que entidades con fines de lucro se enriquezcan con el dinero de los ahorrantes.

Tampoco es efectivo que la iniciativa aprobada conlleve la expropiaciĆ³n de los fondos, los que seguirĆ”n siendo de cada cotizante, pero se los protegerĆ” de los vaivenes del mercado. Las pensiones serĆ”n proporcionales a lo percibido como remuneraciĆ³n, complementando con el porcentaje que aportarĆ” cada empleador, mĆ”s los fondos del Estado. Se trata de asegurar una vejez digna y protegida para todos y todas.