Somos un grupo de amigos, que como tantos otros, decidimos un día de Octubre marchar juntos a millones de Chilenos exigiendo más Justicia y Dignidad para para las amplias mayorías de nuestro país, tanto tiempo postergadas.

Desde hace un tiempo que buscábamos armar un proyecto común que le diera un sentido más profundo al que ya habíamos armado en el colectivo Frente Cacerola. Durante este tiempo hicimos muchas cosas, participamos en todas las movilizaciones que hicieron posible la nueva Constitución y nos las jugamos a concho por el Apruebo. Denunciamos la violencia criminal de Piñera, y no hemos dejado de solidarizar y defender a las personas violentadas por las fuerzas represivas. Solidarizamos con las ollas comunes y con los jóvenes de la 1° línea. Apoyamos las candidaturas de líderes sociales al parlamento y a la Convención Constituyente. Nos las jugamos a concho por la candidatura de Boric. Estaba claro que Necesitábamos entrar a una fase de cosecha y nueva siembra de los logros alcanzados.

En el camino nos dimos cuenta que lo que nos une es un enorme cariño nacido en las peripecias de la lucha contra la Dictadura y el deseo de la construcción de la democracia a lo largo de estos 30 años. Eso ha permitido a que nos soportemos en nuestras naturales diferencias ideológicas. Y creemos que lo que hacemos no es tan distinto al deseo de miles y miles de Chilenos que quieren un país mejor, un Chile de Todos. Y le fuimos dando cuerpo y alma a esta idea, entendiendo que es la natural evolución en la búsqueda de una salida política al levantamiento popular de Octubre.

Ya alejados de los paradigmas ideológicos que tenían mucho sentido en los 70’s hasta entrado el siglo XXI, entendemos que esta humanidad diversa avanza imparable derribando precisamente esos paradigmas con una creatividad sorprendente, nacida de las necesidades de los humildes y también de sus talentos reprimidos.

Así que por un lado queríamos rescatar el espíritu rebelde del 18 de Octubre, pero también entendíamos que esa fuerza ha ido variando a causa de errores, distorsiones y manipulación de los poderosos ante esta fuerza.

Por un lado, la violencia que se manifestó en los saqueos de delincuentes que se han aprovechado de las movilizaciones para robar y causar destrozos. Ello nos hace dudar de sus motivaciones y nos hace sospechar de la eficaz infiltración, que busca al final desmovilizar y generar en las mayorías el hastío de esa violencia sin sentido. Violencia que le provoca a la gente común aún mayores dificultades para subsistir bajo este sistema.

Ya los niveles de violencia de la delincuencia común nos tienen sobrepasados, atormentados hasta la coronilla. Peor aún, tener que soportar a unos grupos de iluminados que aún creen que rompiendo semáforos o saqueando negocios aportan algo que no sea desmovilizar.
Corrupción y delincuencia es una mezcla insoportable.

Fue la violencia del lumpen reaccionario – junto a la ¿omisión, complicidad de carabineros? -, que nos arrebató a una joven periodista comprometida con la comunicación popular, la misma violencia que cada día cobra vidas y siembra terror en su alianza con el narco en todos nuestros barrios.

Es tiempo de la política, porque las causas que motivaron el Estallido no han cambiado y no existe otra vía razonable y posible para enfrentarlo.

Tenemos un Nuevo gobierno, al que apoyamos, en algunos casos con convicción y en otros casos para evitar que el fascismo, que había ganado el espacio en la derecha tradicional/empresarial, llegara al poder. Derecha fascista que carga con la injusticia histórica, pues no han pagado la cuenta política de planificar y amparar los crímenes que sustentan nuestra actual realidad. Sin duda que de obtener la presidencia del país iban a desplegar todo su poderío para derrotar desde adentro, por el lado y por arriba el Proceso Constituyente. Eso es lo más grave.

El proceso Constituyente para una Nueva Constitución es el mayor logro alcanzado por la más amplia mayoría democrática en nuestra Vida Republicana.
Sin desconocer el logro de la generación que ganó un Gobierno Popular con Allende, esta vez como nunca en una elección democrática el pueblo se pronunció con aplastante contundencia. Imparable.

Dicho esto. es que en el Frente Cacerola, junto a nuevos amigos y compañerxs que valoran lo que ya hemos hecho es que decidimos subir un escalón. Avanzar a dejar el anonimato, (que muchas virtudes tiene, como por ejemplo trabajar con humildad) y empezar a sumar a miles de personas que nos siguen y han apoyado nuestras ocurrencias (Frente Cacerola) y que se sienten poco o nada representados por los partidos políticos tradicionales y que necesitan encausar sus energías de compromiso para construir un país mejor, un Chile de Todos.

Partimos con esta plataforma tecnológica que se llama Chile de Todos. Desde ahí nos lanzamos, creando contenido, abriendo puertas y ventanas a la participación y al conocimiento. Abriendo caminos al andar.

Un Chile de Todos es lo que nos une, por décadas y generaciones, trabajadorxs, estudiantxs, pobladorxs, profesionales han dado esfuerzo, talento y hasta la vida para hacer de Chile un país de todos. Que sea De Todos indica que de todos es el bienestar que se genere de nuestra riqueza. Que De Todos sean las oportunidades.  De Todos sea el respeto de su dignidad, que De Todos sea la posibilidad de vivir en un país en que la limosna sea una excepción y la regla sea que para todos haya oportunidad de mejorar la calidad de vida de su familia, de sus niñxs, de sus enfermos, de sus ancianxs. Un país donde la Educación vuelva a ser un bien público De Todos y no un negocio rentable de unos pocos.

Un Chile de Todos, en que todos tengamos el derecho de tener seguridad independiente del lugar donde vivamos, un país donde nadie deba morir en una lista de espera.

Orgullosos de ser chilenos, de la historia que nos une en la construcción de la República.

Esta es una invitación. Seguramente habrá más, con distintos objetivos.
Pero esta es una que nos une.
Esta es multicolor.
Es Nuestra Nueva Constitución.
Aprobarla este 4 de septiembre es tener de nuevo esperanza.