La cantidad de personas que mueren esperando atención médica en Chile es escandalosa, y de miles de casos con la pandemia pasamos a las decenas de miles. Ciertamente, se estima que más del 60% de estas muertes no tienen que ver con haber estado en lista de espera, sino por otras razones. No obstante, más del 30% sí se cree tiene relación con la espera, lo cual de todas maneras deja un saldo de miles de personas la año muriendo por falta de atención médica oportuna, por garantías retrasadas o urgentes no cumplidas, por falta de dinero para poder asegurar la atención a tiempo. Las políticas de la dictadura, profundizadas y perfeccionadas estos últimos 30 años con el entusiasmo y rabiosa resistencia al cambio por parte de la derecha, nos han dejado con una salud pública precarizada, con millonarios traspasos de fondos públicos al sistema privado (que trabaja con menos pacientes complicados y en menor cantidad, funcionando así mejor por ser un sistema menos estresado y con más recursos por persona).

En Chile no es secreto que incluso aunque tengas un sueldo de varios millones como el que ganan parte de los profesionales y comerciantes más exitosos, te puedes ir al carajo si te pasa algo muy grave. O que puedes ganar, digamos, más de un millón de pesos para una familia pequeña y con eso en teoría estar bien pero en la práctica gastarte todo en costosos problemas de salud y vivir apretado, con malestares desatendidos y una vida de amplias y profundas frustraciones entre las alegrías que le arrebatamos a la vida día a día en las risas de nuestros amigos, en la ternura de los niños, en las acciones desinteresadas de bondad y relaciones de apoyo mutuo que abundan a diario a pesar de toda la injusticia y de toda la depredación de los unos en manos de otros, de la pobreza incluso en las «clases medias» (ni hablar para abajo), de la guerra, de falta de acceso a todo lo que importa.

La Constitución actual, en el papel, dice que las personas tienen derecho a la salud (Artículo 19 n° 9). Pero es solo letra muerta. Solo viabiliza la libertad de elección, la cual es nula si eres pobre y siendo honestos los salarios nos dejan a la mayoría en la pobreza o no muy arriba de la exageradamente baja línea oficial de pobreza. En teoría, los privados entran al juego a complementar la atención pública para hacer realidad este derecho. Pero en la práctica puedes elegir y acceder como corresponde, incluso salvar tu vida muchas veces o vivir dignamente, solo si es que tienes los recursos y a pesar de eso, la Constitución y la interpretación del Tribunal Constitucional se han encargado de bloquear la iniciativa pública ahí donde la particular no está dando abasto y alcance, a pesar de la incoherencia y la inhumanidad de dejar a nuestros propios compatriotas tener vidas más dolorosas y cortas.

La Comisión Ortuzar que hizo la actual Constitución mientras torturaban y desaparecián personas (mintiendo en la misma prensa que hoy nos intenta engatusar hacia el Retraso), con los resentidos de Jaime Guzmán y Raul Bertelsen (que como hemos comentado en otras ocasiones decían detestar la democracia y consideraron eliminarla para concluir que no les convenía), se preocupó también explícitamente de que los llamados «recursos de tutelaje» (de protección, amparo, etc., que se usan como acción legal ante la vulneración de derechos) no protegieran el derecho a la salud. Querían evitar que la gente demandara al Estado para que haga efectivo el derecho y no sea letra muerta, permitiendo que la ciudadanía le obligara a proveer medicamentos a quienes lo necesitan, o construir hospitales donde deben construirse. Como relata Javier Couso, constitucionalista chileno doctor en Derecho, sólo si convences a un tribunal de que tu derecho a la vida está en juego, puedes forzar legalmente atenciones médicas urgentes y así es como algunas personas han logrado atenderse y prevenir tragedias mayores.

Esto cambiaría radicalmente con la nueva Constitución. Los recursos de tutelaje sí van a proteger tu derecho de manera efectiva. Si el Estado está incumpliendo en garantizar tu derecho a una salud digna, podrás tomar acciones legales para hacer que se cumpla de acuerdo a la ley.

Ante las preocupaciones sobre la supuesta ineficiencia de los servicios públicos, es importante reparar en que los estudios internacionales muestran resultados mixtos sobre el problema de la eficiencia de los servicios públicos versus la de los privados: es un mito que la privatización es necesariamente es más eficiente y que lo publico tiene que ser malo (muchos procesos de privatización por la restauración capitalista en países de la europa oriental fueron profundamente ineficientes; el sistema público de salud británico, que cubre la mayoría de las prestaciones de salud de la población, goza de alta legitimidad —habiendo sido implementado inicialmente con una Inglaterra en ruinas de la postguerra con un Producto Interno Bruto (PIB) mucho más bajo y el triple de población que la de Chile hoy— y la clase trabajadora y la «clase media» lo ha tenido que defender con uñas y dientes de los intentos de los símiles de Longueira y Pinochet (Tories y terribles Thatcheritas) para desmantelarlo, sin que el pueblo en general tenga mucho apañe político que digamos de los símiles de Velasco y Lagos (los pusilanimes y traidores Blairitas de la derecha del Labor Party).

Han sido años de lucha en las calles, dolores, discusiones, estudios y aprendizajes por estos avances. No podemos retroceder ahora. Vamos juntos por un Chile digno, un Chile de todos!

Referencias y documentos:

Material general sobre el proyecto de nueva Constitución:

▶ Revisa la Guía/síntesis completa del borrador aquí.

▶ Resumen y comentario de libertades y derechos en la nueva Constitución por parte del convencional, académico constitucionalista y doctor en derecho Jaime Bassa para Hora Constituyente vía La voz de los que sobran.

▶ Breve síntesis y defensa del proyecto por parte del académico constitucionalista de centro-derecha, también doctor en derecho, José Francisco García para The Clinic.