“La Constitución (del 80) debe procurar que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque – valga la metáfora – el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella sea lo suficientemente reducido para ser extremadamente difícil lo contrario”. Jaime Guzmán fundador de la UDI

“A confesión de partes, relevo de pruebas”
( significa que quien confiesa el hecho exime a la contraparte de tener que probarlo.)


La esencia de la Constitución del 80 es la trampa.
Y a través de estas trampas un puñado de empresarios se hicieron de un gran botín: Empresas de diversos rubros, en su mayoría nacidas al alero del esfuerzo del Estado y la participación de cientos de profesionales que entendían que crear Repúbica era fortalecer el bien público por sobre el privado, de tal manera de llevar a todo un país a las posibilidades de desarrollo.
Todo cambió de Golpe. A fuerza de brutalidad y crímenes se obligó a los chilenos a olvidarse del prójimo, a olvidarse del trabajo colectivo y la solidaridad y  entrar cual ovejas de un rebaño a la jaula del individualismo y el egoísmo. Solo importas tú. Si secuestraron a tu vecino, algo andaría haciendo.

Puestos de nuevo en el dilema, hoy la porfiada democracia brinda a los chilenos la posibilidad de escribir su destino: y los tramposos de siempre vuelven desempolvar sus trajes de timadores, que esta vez está en riesgo, como tantas veces en la historia, su acomodada posición.

Desde el retorno de la democracia que empezó a funcionar con eficiencia la perversa idea de Jaime Guzmán de que quienes gobiernen estén incapacitados de cambiar nada, a no ser cambios absurdos y cosméticos, con suerte. A la bestia no se la tocaba.

Como país crecimos, los índices de superación de la pobreza extrema crecieron a la misma medida que crecía la riqueza extrema. Nuestros pobres ya no causaban la misma vergüenza aparente y por otro lado instalamos ricos en el ranking de Forbes con soltura y desparpajo. Y que los pobres, los que apenas cruzaban la línea de pobreza ya deberían sentirse agradecidos y ni chistar. Solo les toca pagar a tiempo las cuotas de su tarjeta de crédito por sus alimentos.

Desde la centro izquierda, la socialdemocracia en pleno en el poder, olvidaron su promesa original y empezaron a convivir con comodidad en las reglas de Jaime Guzmán y sus compinches. Las platas empezaron circular con soltura, solo bastaba conseguirse alguna factura falsa y zas! el zafe a la ilegalidad estaba a punto.

Políticos, sobre todos nacidos en la madriguera de Guzmán, convirtieron a la democracia en un producto más del mercado dispuesto a funcionar al mejor postor. Y una alita también alcanzó hasta para untar los que algún día nos prometieron recuperar la democracia plena.

Los timadores de vuelta.

Lo que tanto defendió la derecha: 2/3 para realizar cualquier reforma sustantiva al plan de Guzmán, conocida como Constitución del 80. En términos simples, si 66 personas en Chile demostraban su desacuerdo con la Constitución del 80, bastaba que 34 le dijeran que no.

El que se requieren de mayorías sustantivas como los 2/3 para cambiar la Constitución tiene mucha lógica. Pero para que tenga sentido de justicia es necesaria una condición: Que esa Constitución si haya sido redactada y aprobada por una mayoría, en un proceso democrático y en su redacción participen la ciudadanía en pleno.

Esta mínima condición no la cumple el plan de Guzmán o Constitución del ´80.
Aunque lleve las firmas de Lagos o la tía Yoli.

De los 2/3 al  1/3
Como vamos la UDi y la derecha, más sus nuevos socios, mágicamente tentados por los aromas de democracia, ahora dicen que esta exigencia de 2/3 ya no es necesaria. Obvio, a la UDI y Cía, empresas asociadas, ya les sirve el 1/3 más uno. Si no se podía cambiar la de ellos al menos con 2/3, quieren ahora cambiarlo todo bajando los quórum lo más posible. La venden como una muestra de que la derecha ha cambiado y cree por fin en la democracia. Para eso cuentan con aliados hasta en la llamada centro izquierda, que  ya lamenta que la democracia los puede dejar con poco espacio para negociar sus privilegiadas posiciones. Que duda cabe que es la estrategia ante las posibilidad cierta que el Apruebo seguirá siendo la propuesta que los Chilenos en mayoría votaremos.

El bobalicón de Patricio Navia, devenido en analista político de la derecha coludida les recomienda que para poder tener posibilidades de que gane el Rechazo, la derecha deberá guardarse y en lo posible disfrazarce de abuelita, ya que la caperucita sabe perfectamente quién es el lobo.

El rostro del Rechazo

El abogado constitucionalista Javier Couso se refirió a lo aprobado el jueves por la Comisión de Normas Transitorias de la Convención Constitucional, relativo al quórum de dos tercios del actual Congreso para modificar la nueva Carta Magna, propuesta que todavía requiere el respaldo del Pleno. Couso indicó que «es distinto se haya dejado un amarre por la única dictadura objetivamente criminal de nuestra historia, que haya dejado 2/3, a que lo instale una Convención elegida democráticamente».

«Yo entiendo que a alguien partidario de la dictadura le resulte irrelevante la distinción, pero para un demócrata debería ser relevante», manifestó el abogado.

«Lamentablemente hemos visto muchos demócratas decir ‘esto es lo mismo que hizo Jaime Guzmán’. No, Jaime Guzmán hizo algo muy distinto. Gracias al apoyo de la dictadura criminal pudo imponer fraudulentamente una Constitución», agregó.

 

Así, estemos atentos al Lobo, que viene de abuelita y de oveja, y desenmascarado te dirá que él ha cambiado, que está dispuesto a ser un buen Lobo Vegano.