Todas las transiciones tienen dificultades, sobre todo cuando existen fuerzas poderosas que se resisten a los cambios y están dispuestos a hacer hasta lo indebido para impedirlo.

La resistencia al cambio está en la naturaleza humana. Pero por otra parte, en la naturaleza humana también está la capacidad de cambiar. Y esta ha sido la constante en la historia de la Humanidad. Sin esa capacidad de cambio estaríamos en las cavernas con suerte comiendo proteínas crudas.

Nos enfrentamos a una feroz campaña de atizar y estimular miedos para impedir que Chile pase a una nueva fase de su desarrollo. Los fanáticos hacen su agosto publicando noticias falsas, premisas falsas, distorsiones, argumentos falaces con la desfachatez del que ya sabe que da lo mismo si lo sorprenden mintiendo porque este será el costo de cumplir su objetivo.

¿Que hay detrás de esta histérica campaña del Rechazo con la que nos están pronosticando el viaje a los Infiernos si es que la mayoría de los Chilenos la aprobamos?

El borrador del texto entregado a su fase de armonización no contiene argumento alguno para que se concluya que la nación se romperá en pedazos ni que los chilenos seremos expropiados ni que la justicia será distinta para algunos privilegiados. Pero no hay argumento que valga para quienes no quieren analizar antes de hablar ni para los que no quieren entender antes de leer.

Lo que está en juego es la derrota política que enfrentan las ideas de derecha impuestas por la Dictadura, ideas legítimas en democracia, pero absolutamente ilegítimas si son impuestas por las armas. Y lo que los Chilenos estamos exigiendo es que el trato social en el cual nos vamos a desenvolver sea un acuerdo que nos incluya a todos. Chilenos con ideas diversas ya sean de derechas, centro o de izquierda o categorías que no se sientan representadas por estas corrientes de pensamiento.

Queremos pasar de ese Chile de algunos, los que se apropiaron de las empresas del Estado en dictadura y de esos algunos que gobernaron gracias a triquiñuelas y trampas que les daba la Constitución del 80 durante los últimos 30 años, al Chile de Todos.

La Constitución del 80 les permitió cogobernar a la derecha durante 30 y más años aunque no ganaran las elecciones, ya sea con sus senadores designados a dedo y su sistema binominal que les permitía impedir que en Chile cambie algo sustantivo, más que no sea pequeños cambios cosméticos incluyendo la firma de Lagos. La premisa de Jaime Guzmán de hacer una carta magna inmodificable o quienes quieran cambiarla creyeran que la cambiaban sin cambiarle nada se cumplió a cabalidad.

Fue esa Constitución, ilegítima en su concepción e impuesta por las armas, refrendada en un plebiscito trucho sin registros electorales y donde el voto en blanco se sumaba automáticamente al Si de la Dictadura, la que les brindó a una naciente clase empresarial afín a la dictadura, anidada y alimentada con los chanchullos y saqueo de los bienes públicos un manto de impunidad y blanqueo a su historial de abusos.

Que duda cabe que en estos 30 años se desarrolló una clase de empresarios pequeños y grandes, de distintos rubros a los cuales no podemos ni debemos achacarle alguno de esos vicios heredados de la Dictadura y con justa razón alegan por el reconocimiento a su esfuerzo y talento. Y nuestra nueva Constitución reconoce en ellos todos sus derechos, sobre la riqueza y propiedad que lograron sin ninguna letra que diga que esto se pueda poner en peligro.

Lo que  nuestra Nueva Constitución si dice es que se abren las puertas para poner freno al abuso como por ejemplo el dramático caso de los Derechos de Agua, que ya tiene y amenaza a millones de Chilenos con dejarlos sin acceso a ella. Nuestra Nueva Constitución abre un espacio real de ponerle fin a los abusos y a la impunidad.

Con normas generales, nuestra Nueva Constitución crea las condiciones para mejorar nuestra democracia, la participación de todas sus diversidades y el derecho que tenemos todos los Chilenos de ser partícipes de los beneficios de nuestra riqueza, sin que alguien venga a insultarnos con que queremos todo regalado.

El Chile de Todos que vamos a construir a contar del 4 de Septiembre se tomará varios años y tal vez décadas para que logre que el árbol crezca derecho, que le dé suficiente sombra a todos, que cubra a quienes en él se cobijen sin dejar a nadie a la interperie. Un Chile de Todos donde conviva el emprendimiento que genera riqueza con su creatividad y el Chile que es capaz de resolver con eficiencia los problemas a quienes la vida, la salud, la educación, la historia los ha ido dejando a la orilla del camino.

El 4 de Septiembre partimos, en un largo camino, pero esta vez sabemos dónde queremos ir todos. Al Chile de Todos.

La campaña del Apruebo la hacemos todos. Haz tu aporte para publicidad en Redes Sociales.