Pepito Paga Doble
«Caminando por Ahumada, 6 de la tarde, me detengo en un grupo de personas que apuestan sus pocas lukas al Pepito Paga Doble, modestas mujeres que seguro ponen las únicas 20 lukas con la esperanza de triplicarlas para resolver lo que no pueden con su esfuerzo diario.
Un hábil estafador, con una destreza admirable, esquilma a su modesta audiencia apoyado por una corte de cómplices que apuesta y gana de mentiras. Miro unos minutos y me atrevo a decirle a una señora que la van a estafar, que mejor se vaya. Uno de los delincuentes que hacía de apostador, me insulta y me dice “que te metí vó sapo qlo!, vírate, deja trabajar tranquilo”. Otro delincuente me acorrala e insinúa sacar algo, un puñal desde sus ropas y me salvo por otras personas que se animan a protegerme. Espalda a la pared, salí de ahí cuidándome de no recibir una estocada por mi osadía. Al menos le salvé las 20 lukas a la señora.»
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