Imagen: Yoav Gallant (o «Galant»; ministro defensa israelí entre 2022 y 2024) y Benjamin Netanyahu (Primer Ministro israelí) posando como villanos (Fuente)

Por Victor Serge

El conflicto en la tierra ocupada de Palestina ha seguido, de manera continua y cruenta. El boicot contra Israel ha conseguido avances, mientras que las voces disidentes al sionismo criminal abundan a lo largo del mundo, y no dejan de expresarse. Aún así, el poder que tienen para detener el conflicto es muy limitado. Todo está en las manos de los sponsors de Israel: EEUU y Europa occidental.

Pero entre toda esta tragedia y desastre, llegó una buena noticia: la Corte Penal Internacional, hace pocos días, confirmó la emisión de órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y su ministro de defensa, Yoav Gallant (además Mohammed Deif, un líder militar de Hamas por sus también ilegales ataques de ese fatídico 7 de Octubre de 2023).

Los crímenes que se le imputan a los líderes civiles israelíes, en palabras de la misma Corte, son los siguientes: “el crímen de guerra de la producción de hambruna como método de guerra; y los crímenes contra la humanidad de asesinato, persecución, y otros actos inhumanos.”

Agregan que “la Cámara también encontró bases razonables para creer que el sr. Netanyahu y el sr. Gallant tienen cada uno responsabilidad como superiores civiles por el crímen de guerra de dirigir intencionalmente un ataque contra la población civil”, lo que constituye el crimen de guerra más elemental y repugnante (atacar a no-combatientes en un conflicto armado).

La Corte consideró que hay bases razonables para creer que la escasez provocada de comida, agua, electricidad, combustible y suministros médicos específicos fue calculada para producir la destrucción de una parte de la población, y considerando que en efecto esto resultó en la muerte de civiles, incluyendo niños que han muerto de hambre y deshidratación (situación que se venía produciendo hace tiempo, y que había sido advertida oportunamente por diversas voces y autoridades en el mundo). 

Evitando la entrada de suministros médicos y en particular anestesia y máquinas para la aplicación de anestesia, Israel habría provocado situaciones espantosas, con doctores teniendo que operar y amputar personas sin anestesia (o usando medios inseguros para sedarlos), provocando horribles sufrimientos en la población (y por cierto contribuyendo brutalmente al trauma). Según la Corte, esto también serían crímenes contra la humanidad y otros actos inhumanos.

La Corte pudo descubrir solo dos casos (aunque suficiente para las órdenes) donde los líderes israelíes permitieron/lideraron ataques intencionales contra la población civil, y que a pesar de tener los medios para prevenir o reprimir estos crímenes disponiendo de su propia autoridad legal, no se hizo nada al respecto (lo cual por lo tanto genera también responsabilidad criminal por estos actos).

Los líderes israelíes han acusado a la Corte de ser antisemita (era que no y claro, obviando como siempre que los palestinos también son semitas). Pero (y para hacerla corta) difícilmente pueden acusar de antisemitas a los mismos judíos que apoyan esta decisión, incluyendo a dos sobrevivientes del Holocausto nazi desde la Corte misma y desde sus asesores (respectivamente, Aharon Barak, juez israelí de la misma Corte y que votó a favor de la decisión de la misma, y el asesor y especialista Theodor Meron, que aconsejó a la Corte y apoyó también la iniciativa). 

Por último, y para que se hagan una idea del alcance y severidad de esta decisión, les mostramos este mapa elaborado por Al Jazeera que muestra los países que, por su adhesión fiel a la ley internacional, habrían de arrestar a Netanyahu si este se presentara en esos lugares. El mapa muestra que la orden aplicaría en toda América Latina, incluido Chile (lamentablemente, no todos los países acatarán la orden, incluyendo los clásicos fachos de EEUU o Alemania —en este caso, además, fachos culposos por su pasado nazi):

Si bien no es suficiente, es un avance para tratar de detener toda esta barbarie. Hasta que Palestina sea libre y, en palabras de Meron, por “un mundo sin Holocaustos”.