La movilización contra la reforma de jubilaciones del gobierno neoliberal francés, que prolonga la vida activa de los trabajadores hasta los 64 años, en lugar de los 62 actuales, aumentó una vez más el jueves 23 de marzo de 2023, cuando unos tres millones y medio de personas manifestaron en París, en las otras grandes ciudades francesas e incluso en pueblos menores.

El “forcing” del gobierno, al utilizar el artículo 49.3 de la Constitución que le permite, en casos excepcionales, adoptar un proyecto de ley sin voto en el Parlamento y la intervención del Presidente de la República, Emmanuel Macron sobre el tema, que pretendía calmar los ánimos, por el contrario, provocaron la radicalización del movimiento social.

El jueves 23 de marzo, se llevó a cabo la 9a jornada de protesta desde el inicio de las movilizaciones organizadas por las diversas confederaciones sindicales de Francia. Esta jornada fue una de las más importantes en cuanto al número de participantes, sobre todo por la incorporación de nuevos sectores sociales, como los estudiantes secundarios y universitarios, lo que le dio nuevo impulso a la protesta.
Las confederaciones sindicales anunciaron la cifra total en Francia de 3 500 000 manifestantes y el ministerio del Interior 1 090 000, cifras récord desde el comienzo del movimiento.

La unidad de acción de la totalidad de estas organizaciones sindicales marca también un hito importante, que no se veía hace varias décadas.

A pesar de la duración del movimiento y de la campaña en contra de parte de los medios, la unión ha prevalecido hasta ahora, teniendo como eje de acción, las jubilaciones. Otras demandas se han incorporado a las exigencias actuales y son aquellas no resueltas y planteadas por el movimiento social de los Gilets Jaunes en noviembre de 2018.

Entre otras, el poder de compra, la seguridad social, la salud, la democracia directa, etc. Estas demandas siguen presentes y están siendo asumidas por los nuevos sectores sociales que se han integrado al actual movimiento. Los gobiernos anteriores, introdujeron reformas sectoriales al sistema de jubilaciones, lo que dio como resultado repetidas movilizaciones de los sindicatos que, en la época, no impidieron dichas transformaciones.

Hoy, el sistema es atacado globalmente por esta reforma, en cuanto a la edad límite necesaria para jubilar (pasa a 64 años) y la duración de cotizaciones, que pasa a 43 años para poder beneficiar de la totalidad del monto de jubilación. Fue esto lo que motivó una respuesta firme de rechazo de las confederaciones sindicales.

Esta reforma es parte de una serie de otras destinadas a implementar y profundizar el modelo neoliberal en la economía, que se ha llevado a cabo paulatinamente desde hace varias décadas. El miércoles pasado, el presidente Macron, fue bien claro en señalar en su entrevista televisiva, que “no tiene el derecho al inmovilismo”, es decir que continuará con esta y otras reformas.

La respuesta del gobierno a las movilizaciones del actual movimiento social ha sido el desconocimiento total de las demandas y una represión denunciada por diversas organizaciones de DDHH  e incluso por el Consejo de Europa. Esta acción represiva ha dejado un saldo importante de detenidos y procesados (más de 1000 desde el comienzo), así como también de manifestantes heridos, situación que los medios de comunicación han ignorado.

El número de policías, encargados de la represión de la movilización, ha ido aumentando progresivamente llegando en esta 9a jornada, a un despliegue de 12.000 policías en France, y 5.000 en París. Durante estas manifestaciones hubo numeroso incidentes entre  manifestantes y  policías, así como daños a establecimientos públicos.

En una declaración televisiva, el ministro del Interior, Gerald Darmanin, señaló que hubo en toda Francia 457 detenidos, así como 441 policías heridos, situación de la que responsabilizó a la radicalización y a los desmanes de grupos y organizaciones de “ultraizquierda”, neologismo utilizado profusamente  para la ocasión, para indicar algo aún más radical que “extrema izquierda”.

Además de la reiterada utilización por parte del gobierno del artículo constitucional 49.3 para forzar la aplicación de sus cuestionadas reformas, fue la intervención televisiva del presidente Macron lo que hizo aumentar la tensión. En la ocasión, el mandatario francés reiteró su determinación a mantener en su cargo a la cuestionada Primera Ministra Elisabeth Borne y al conjunto de su gabinete y, sobre todo, a continuar con esta y otras reformas, aún frente al riesgo de impopularidad que dijo, estaba dispuesto a enfrentar.

Por su parte, al final de la jornada la Intersindical anunció que continuaba con las movilizaciones y convocaba a acciones locales para el fin de semana y a una nueva jornada de huelgas, bloqueos y manifestaciones para  el próximo 28 de marzo.

Al mismo tiempo, tanto el gobierno como los sindicatos están a la espera de la resolución del Consejo Constitucional, que debe pronunciarse sobre la conformidad legal total o parcial del texto, para lo cual tiene un plazo hasta el 23 de abril para pronunciarse.

La determinación de las organizaciones sindicales y otras organizaciones está siempre presente y continuará con fuerza hasta lograr el retiro o la no promulgació

Tomado de :
https://kahuin.wpcomstaging.com/2023/03/25/internacional-francia/