El análisis de los primeros 12 meses de gobierno Boric muestra que ha ido transitado lentamente hacia las posiciones de la Ex Concertación. En forma gradual ha dejado en el olvido la narrativa de cambios orientados a responder a las demandas de los sectores populares y el proyecto antineoliberal levantado por Apruebo Dignidad.
Cabe señalar, que esta propuesta sólo obtuvo el 25% de los votos. Esto lo obligó a modificar su programa para conseguir la adhesión de los partidos de la Ex Concertación, en especial del Partido Socialista y del PPD, entre otros.

Juan Carlos Gómez Leyton

Dr. Ciencias Políticas
CIPPSAL- Chile

Esto explica la facilidad con que abandona su combativa actitud antineoliberal de sus tiempos de estudiantes, y enarbola el slogan de “Otra cosa es con guitarra”. Es lo que debe hacer para responder a las exigencias del Ministro de Hacienda, Mario Marcel y de su Ministra del Interior, Carolina Tohá.

Esto tuvo como resultado una serie de renuncias, las más reveladoras:  Aprobación del TPP11, la no reforma de Carabineros de Chile, el rechazo a los retiros provisionales, la militarización de la Araucanía, Su actual base de apoyo son las clases medias aspiracionales, profesionales de 1° generación en el acceso a la universidad, y sobre todo, la y los ciudadanos neoliberales, que son muchos más de los que imaginamos en su momento,

Si los gobiernos de la Concertación fueron gobiernos progresistas con neoliberalismo corregido, este sería un gobierno neoliberal con un progresismo ausente. Son francamente un fraude total. Chile tiene el modelo neoliberal más antiguo del mundo, ha durado ya 45 años.

El problema central de este gobierno es que ganó perdiendo. Pues triunfó sin apoyo parlamentario. Es un gobierno dividido, esto lo obligaba a negociar con la oposición. Pero todo depende de cómo se negocie. Y allí fracasó en forma rotunda, lo cual lo hizo vulnerable y débil. Confunde la prudencia, virtud política recomendada por Maquiavelo, con el miedo.

Su segundo error fatal fue su actitud timorata con relación al plebiscito de salida de la Nueva Constitución. No tuvo el coraje del presidente Correa en Ecuador, de un Evo Morales en Bolivia, del comandante Chávez en Venezuela, o del Presidente Gaviria en Colombia (1991), quienes se la jugaron con todo por la aprobación de las nuevas constituciones e hicieron campaña por su aprobación. Boric y su equipo se restaron, dejaron al “Apruebo” sólo. Da la impresión de que la propuesta constitucional no era de su total agrado. Esta actitud puede haber obedecido también a que se dejaron influenciar mucho por las encuestas, que daban por seguro el triunfo del Rechazo, y no quisieron comprometerse con un proyecto perdedor. Por tanto, optaron por razones tecnocráticas preparar el terreno para escribir una nueva constitución de manera armónica, equilibrada, consensual con todos los partidos del orden neoliberal. Muy en consonancia con los modos de concebir la política desde el neoliberalismo.

El presidente Boric fue electo en segunda vuelta gracias al voto de las y los ciudadanos populares, desencantados con las políticas de los gobiernos progresistas, que votaron en la segunda vuelta por él. Su desafío era poder conseguir de ellos su plena adhesión. Estos sectores no le tenían confianza política, dado sus “volteretas políticas” y su inclinación hacia la derecha. Hoy la ha perdido completamente. Los sectores populares tienen una particular preferencia por las personalidades fuertes que sepan mandar, tal vez sea, ascendencia del pasado “inquilino”.  Boric, no tiene esa impronta. Esto no se ve con buenos ojos en los sectores populares. Un vecino comentaba riéndose¨ “A ese gallo, le falta cantar en el gallinero”, me comentó jocosamente un sujeto popular, vecino de mi comuna. Otra vecina comentaba como era posible que el Presidente se dejara presionar por el tema de los indultos, “debe ponerse los pantalones y golpear la mesa”. Así lo ven sus votantes populares.

En síntesis, la derrota a la propuesta constitucional del 4 de septiembre más el curso que ha seguido el denominado acuerdo constitucional configuran un proceso impulsado por las oligarquías y las élites políticas que los representan, cuyo único propósito es consolidar lo que se tambaleó en el 2019.

Esto no sólo es resultado de recientemente derrota política sufrida. El problema mayor es que los partidos políticos de izquierda han asumido de una u otra forma el neoliberalismo han renunciado a los proyectos emancipadores, cuyo, mejor ejemplo, es el Partido Socialista de Chile,  Lo mismo pasa con Boric y sus dos alianzas (Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático),  son neoliberales, tal vez no doctrinarios ni ideológicos, pero sí en la praxis, en el quehacer cotidiano, en la forma de gobernar y hacer las políticas públicas.

La recomposición del agrietado modelo neoliberal es una tarea que está siendo asumida por todos los partidos políticos que firmaron el Acuerdo por Chile, por cierto, con el apoyo del Gobierno de Boric y del poder legislativo. Con hombres y mujeres “decentes”, supuestamente sabios, aplicados y obedientes. Son los “chicas y chicos buenos del curso”. Llevan varias semanas trabajando y no se sienten, están como ausentes, no meten bulla, no se tiran papeles, ni hacen bombitas de ruidos. En silencio conventual trabajan por Chile. Producen repulsión, fundamentalmente, porque son sujetos neoconservadores. Me refiero a los 24 expertos y expertas. El saber técnico produciendo nuevos mecanismos y dispositivos de poder, someter a las y los rebeldes. Para que nunca más osen, cuestionar el orden existente.