Por Victor Serge
Las ISAPRES se han hecho la China, facturando por más de 30 años, un total de más de mil millones de millones de pesos. Ahora están en crisis. ¿De qué va esta crisis, y cómo puede afectar a los chilenos? ¿Qué hay que hacer al respecto? A continuación te hacemos un resumen del problema de la mano de las contribuciones del economista David Debrott Sánchez para CIPER. Debrott se dedica al tema de la salud y cuenta con experiencia en el servicio público.
Para empezar, todos sabemos que las ISAPRES (Instituciones de Salud Previsional) hacen negocio evitando atender, a toda costa y siempre que puedan, a los pacientes más complicados. Además, como habrán notado sus propios afiliados, de evitar todo lo posible ofrecer cobertura real, total o siquiera mayoritaria para los tratamientos. A diferencia de un sistema de seguros donde los sujetos más riesgosos o saludables ayudan a financiar a los más complicados, el sistema de ISAPRES se queda con los más fáciles. Además tiene costos de administración altísimos en comparación con el sistema de cobertura pública, y hoy en día está estancado y en franca crisis. Un negocio privado como el de las ISAPRES nunca va a tener como prioridad la salud de sus afiliados: su foco está en la plata. Plata, plata, plata.
Las ISAPRES en crisis
El sistema de ISAPRES es regulado por la Superintendencia de Salud, que supervisa la situación financiera de las mismas mediante varios estándares legales. Uno de ellos es el llamado “estándar de garantía”, el que hace que cada ISAPRE deposite (en una entidad financiera) un monto equivalente a sus deudas con prestadores y beneficiarios (para así asegurar que tengan esta plata y no se use en otro lado). Sin embargo, una estadística publicada por la Superintendencia indica que prácticamente todas las ISAPRES abiertas (con fines de lucro) se encuentran cerca del mínimo del estándar y han mostrado un empeoramiento en comparación con el mismo período del año anterior. A pesar de esto, la regulación permite que las ISAPRES soliciten a la Superintendencia la liberación de garantía para pagar sus deudas (lo que ha sido una práctica permanente y sistemática). Esto ha creado una bola de nieve financiera, ya que si no se otorgaran más liberaciones de la garantía varias ISAPRES entrarán en insolvencia simultáneamente. Esto sería inédito y catastrófico para el sistema, además de un riesgo para sus afiliados.
Como lo resume David Debrott, “Para decirlo de manera simple y breve: la industria de las ISAPRES está hace meses viviendo con un respirador artificial, y ya formó una bola de nieve financiera que no podrá ser frenada de manera ordenada, sino se actúa de forma inmediata y muy enérgicamente.”
¿De dónde salió todo esto?
Los problemas se remontan al 2010, por dos fallos judiciales que impiden reajustar los precios base de las ISAPRES, y la declaración de inconstitucionalidad de la llamada “tabla de factores de riesgo” que usan estas empresas para aumentar los precios de los planes que ofrecen.
En adelante se ha iniciado una serie enorme de reclamos de los afiliados en tribunales. La clase política no ha sido capaz de ponerse de acuerdo en una reforma estructural y legal que modifique las causas que general esta judicialización excesiva (cuando los problemas de política pública los tienen que resolver tribunales, con un tremendo gasto de energía y en relación a cosas que deberían estar regularizadas por ley).
La situación del COVID ha hecho mucha mayor la presión por atención de salud y eso ha generado pérdidas enormes para el sistema. La situación se complica más con los anuncios políticos que proyectan un eventual fin para las ISAPRES, lo que ha generado que se congelen los ingresos de capital a la industria porque se la considera en riesgo demasiado grande, un posible saco roto.
El fallo de la corta obliga a las ISAPRES a cambiar todas las tablas de factores de sus contratos en operación y en comercialización, así como los precios finales que se derivan de ellas (y generando así una gran caída en sus ingresos). Además, el fallo establece que las ISAPRES no podrán cobrar por los menores de 2 años de edad y restricciones al ajuste por edad, lo cual también genera menos ingresos para ellas. De manera muy relevante, por los cobros indebidos anteriores, las ISAPRES están obligadas a asumir una deuda con sus afiliados para un plazo de pocos años (lo cual genera también mayor presión económica todavía).
El incumplimiento de los estándares legales podría llevar a un Régimen Especial de Supervigilancia y Control por parte de la Superintendencia, y en caso de no ser satisfactorio, a la intervención y cancelación del registro de la ISAPRE, lo que generaría una presión inesperada en la red pública y una reducción de las coberturas financieras que vendría de golpe. El gobierno ha comprometido una reforma estructural del sistema de salud, pero esta es compleja debido a la conformación del Congreso actual y al rechazo de la propuesta de nueva Constitución. A pesar de esto, es necesario seguir este camino para mejorar la salud de toda la población y reducir las desigualdades existentes. Es necesaria una intervención inmediata para abordar la crisis financiera del sistema ISAPRE y evitar una crisis sanitaria y política.
¿Qué hacer?
Una propuesta (impulsada por el mismo Debrott y otros) para solucionar el problema inmediato es permitir que se transfiera a los beneficiarios y sus contratos hacia FONASA, permitiendo que éste los administre en las mismas condiciones y con los mismos beneficios que tenían. Para esto, también, que pueda recibir la cotización voluntaria que se estaba entregando a la ISAPRE correspondiente. Esto permitiría una migración ordenada hacia el sistema público, manteniendo las coberturas financieras contratadas y la atención en los prestadores privados (lo cual además es viable considerando que el costo de operación que tiene FONASA es mucho más bajo, en proporción, al costo de las ISAPRES para mantener sus oficinas, operaciones y servicios en general).
Contrario a esto, nuestros amigos del eje amarillo-momio (Rincón, Walker, Macaya, Chahuán y Galilea) han propuesto un proyecto de ley en la dirección contraria. Prácticamente está pensada para revertir los fallos que la Corte Suprema emitió para proteger a los chilenos. Permitiría a las ISAPRES volver a subir retroactivamente el precio de los planes. Anularía, en la práctica, la deuda que tienen con sus afiliados y les daría plazos indefinidamente largos para cumplir sus obligaciones legales básicas. No hay por dónde.
Típicamente las empresas capitalistas se promocionan como bienes públicos, aunque sus ganancias sean privadas y sus intereses sean particulares, los de ellos y no los de otros o del resto de la sociedad. Esta clase de conductas, además de los salvatajes públicos (con plata de todos los contribuyentes) a empresas privadas en otros contextos, han sido también motivo del slogan “Privatizar las ganancias, socializar las pérdidas”. Incluso ha sido motivo, entre los más jóvenes, de memes al respecto:
No debemos salvar a las ISAPRES a costa de nuestros compatriotas. Debemos salvar a nuestros compatriotas, aunque sea a pesar de las ISAPRES.