Imagen: Masiva fábrica contaminando (Chris Leboutillier-Unsplash) (Fuente)

En este reportaje dividido aquí en tres partes (1. Un mundo en llamas -este artículo-, 2. Un futuro de extremos y 3. No todo está perdido), el canal ecologista Our Changing Climate («Nuestro Clima Cambiante») nos trae un relato impactante sobre los escenarios más terribles que puede depararnos el cambio climático (tratando de no caer, al mismo tiempo, en el fatalismo). Ofrecemos aquí una transcripción y traducción de su contenido en tres artículos. En esta primera parte se contextualiza el problema.

Introducción

A una temperatura húmeda de 35 grados Celsius (35°C), el cuerpo humano comienza a colapsar. Los órganos dejan de funcionar, los riñones comienzan a fallar y ninguna cantidad de sudor puede enfriarte. La temperatura es de 42 grados en Uttar Pradesh, India. Una ola de calor prolongada está asando las ciudades y el paisaje circundante a lo largo de la región. El aire abrasador es inescapable mientras los apagones recorren las ciudades, haciendo que el aire acondicionado sea inútil.

Los ancianos son los primeros en caer. Y a medida que los días se alargan bajo el opresivo calor y humedad, los jóvenes comienzan a seguirles. La hipertermia y la falta de sueño traen una muerte lenta mientras la gente acude en masa a cuerpos de agua para refrescarse. Pero incluso la promesa del agua en la piel se desvanece con el calor. El lago ahora es solo una gran bañera caliente, que ya no proporciona ese frescor que se busca. Decenas de millones mueren en la ola de calor.

A medida que el presente se quiebra en un millón de posibles futuros, este es uno de los futuros que podríamos enfrentar. Uno imaginado en el primer capítulo del libro de ficción climática especulativa de Kim Stanley Robinson, The Ministry for the Future (“El Ministerio para el Futuro”).

Enfrentar los posibles caminos del cambio climático puede ser una tarea abrumadora, especialmente cuando se vislumbran escenarios como los de Stanley Robinson. Pero el camino hacia el futuro no es lineal. Ese futuro no tiene por qué hacerse realidad. Millones de potencialidades se despliegan a medida que los años avanzan hacia el 2100. Algunas de estas trayectorias contienen multitud de futuros luminosos, llenos de alegría, sanación y una profunda conexión con los demás y con el mundo natural. Estos son los futuros del solarpunk, del ecosocialismo, de imágenes como estas.

Pero también hay hilos más oscuros en los márgenes, en el otro extremo del espectro de nuestra respuesta al cambio climático. Escenarios que son fáciles de ignorar porque invocan demasiado miedo, dolor y ansiedad. Desafortunadamente, no podemos ignorarlos. Comprender los riesgos de los peores escenarios del cambio climático nos ayuda a formular respuestas adecuadas a la magnitud del problema. Si hay un pequeño incendio en tu cocina que podría potencialmente quemar tu casa, no vas a esperar a ver qué pasa porque tienes que terminar de cocinar la cena. Vas a agarrar el extintor y apagarlo.

La posibilidad de una catástrofe climática es ese pequeño fuego que podría convertirse en un infierno en tu cocina si no prestamos atención. Así que hoy debemos sumergirnos en las proyecciones del cambio climático que deberían despertarnos ante la magnitud de sus potenciales desastres. Estos son los escenarios de calentamiento global extremadamente alto –con una modesta posibilidad de que ocurran, pero si lo hacen, podrían traer muerte, sufrimiento, extinción y colapso. Hoy debemos enfrentarnos a la realidad de los posibles extremos de la crisis climática.

Un mundo en llamas

Para entender lo que nos depara el futuro, primero debemos comprender el presente. Hoy en día, las temperaturas globales rondan los 1,2°C de calentamiento por encima de los niveles preindustriales. Ya ese grado adicional ha alimentado tormentas, sequías y desastres como los que rara vez vemos. Como señala David Wallace-Wells, autor de The Uninhabitable Earth, en una charla reciente:

«Los impactos meteorológicos en la ciudad estadounidense de Houston, que ha sido golpeada por cinco tormentas que antes se llamaban tormentas de cada 500 años… Hace 500 años no había europeos en América del Norte, así que estamos hablando de una tormenta que se esperaría que ocurriera una vez durante toda esa historia, y Houston ha sido golpeada por cinco de ellas en cinco años, así que es literalmente milenios de clima extremo comprimidos en medio decenio.”

Estamos viviendo ahora en un mundo completamente diferente al que nuestros antepasados jamás experimentaron, y solo continuará transformándose. El estándar de oro de la ciencia climática, el Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), señala que incluso con todos los compromisos climáticos de los países en los últimos 8 años desde el Acuerdo de París, el mundo está encaminado a un aumento de temperatura de 3,2°C, con un límite superior de 3,5°C para el año 2100.

Un aumento de 3,2°C a 3,5°C ya es grave. Traerá inundaciones, huracanes, sequías, incendios forestales y extinción sin precedentes. Pero el problema es que la mayor parte del trabajo aún no se ha realizado para cumplir muchos de esos compromisos climáticos que nos mantendrían por debajo de los 3°C de calentamiento –con muchos planes dependiendo de estrategias de emisiones netas cero que continúan quemando combustibles fósiles mientras se aguarda con la esperanza de una expansión masiva de tecnologías de captura de carbono no probadas.

Ya muchos países han fallado en cumplir con el ritmo de sus compromisos, y hay una alarmante falta de confianza por parte de los científicos del IPCC en resultados climáticos positivos. Considerando esto, es simplemente prudente y básico en la evaluación de riesgos considerar los escenarios de catástrofe extrema con menor probabilidad. Los escenarios en los que una combinación de capitalismo fósil descontrolado choca de lleno con puntos de inflexión en cascada que aseguren décadas de calentamiento extremo. La posibilidad de estos escenarios es relativamente baja, dentro de un 5-10%, e implica que ningún país tomase medidas por el cambio climático durante los próximos 75 años. Pero, como señalan Gernot Wagner y Martin Weitzman en su libro Climate Shock (“Shock Climático”),

“Si tuvieras un 10 por ciento de probabilidad de sufrir un accidente automovilístico fatal, tomarías las precauciones necesarias. Si tus finanzas tuvieran un 10 por ciento de probabilidad de sufrir una pérdida severa, reevaluarías tus activos. Entonces, si sabemos que el mundo se está calentando y hay un 10 por ciento de probabilidad de que esto eventualmente lleve a una catástrofe más allá de cualquier cosa que podamos imaginar, ¿Por qué no estamos haciendo más para enfrentar el cambio climático ahora mismo?”

Debemos tomar los escenarios climáticos extremos más en serio. No porque estos caminos sean el futuro más probable, sino porque debemos estar preparados en caso de que sí ocurra un calentamiento extremo. Aunque el modelamiento para escenarios por debajo de los 3°C parece acaparar gran parte de la investigación, todavía hay algo de literatura sobre el potencial de escenarios por encima de los 3°C. Como este reciente artículo del renombrado científico climático James Hansen o este otro sobre el potencial para un escenario de «Tierra Invernadero» [“Hothouse Earth”]. Los futuros que estos documentos presentan son sombríos. Pero los mundos posibles que imaginan deberían ser más que suficientes para impulsarnos a la acción: para intentar con todas nuestras fuerzas asegurarnos de que esos mundos nunca existan.

Continúa en la parte 2.