Nos vemos enfrentados a una derecha dispuesta a todo. Sin nada que ofrecer a los problemas que aquejan a los chilenos, no les queda más que utilizar el miedo de las personas gracias el azote de la violencia delictual para afianzar su poder. El miedo a la delincuencia es una herramienta que usa esta derecha y la derecha en el mundo ya que es la oportunidad de limitar la democracia con aventuras militaristas represivas.
Millones de chilenos salieron a las calles en octubre de 2019 exigiendo ser parte de un Chile distinto, donde las oportunidades y el bienestar sean un bien común y no un privilegio del que gozan los habitantes de las 3 comunas más ricas de chile y las clases altas que dominan cada provincia. Y esta es la oportunidad que ha usado la Derecha Chilena de pasar factura por el estallido social , y es con el miedo latente y estimulado por sus medios de comunicación, para confundir a la población y acusar que cada manifestante de Octubre de 2019 es equivalente a un delincuente experto en portonazos o un secuestrador venezolano.
Los casos en que se han visto involucradas bandas de delincuentes extranjeros ha sido el momento propicio para que la derecha pinochetista traiga a colación las bondades de los tribunales militares que asesinaron a mansalva a chilenos de izquierda que soñaron construir un país justo y diferente.
Con palabrería barata y manipulación evidente les dicen a los chilenos que los militares y policías son “perseguidos por la justicia” cuando les ha tocado responder por los crímenes que cometieron durante la protesta social. Dejar ciego a un estudiante que protesta por educación digna y de calidad es equivalente a acribillar a un delincuente profesional del Tren de Aragua. Que un policía irresponsable deje ciega a Fabiola Campillai cuando se dirigía a su trabajo sería equivalente a un policía que se enfrenta a delincuentes armados que andan robando junto a motochorros venezolanos.
La derecha ha invertido suficiente en sus medios y en los miedos de la población para suponer que son los mejores aspectados para acceder al gobierno en las próximas elecciones. Si llegan al poder presidencial, (si es que llegan) recibirán una Institucionalidad dañada por ellos mismos. Pero la democracia poco les importa. Fuerzan a los militares a ocupar un rol en que la historia que debería hace rato ser superado. Unas Fuerzas armadas ya más que desprestigiadas por los casos de corrupción en las que se han visto involucrados todos sus comandantes en jefe posteriores e incluido Pinochet, a las que quieren llevar a situaciones que las conducen aún más al despeñadero si es que pretenden que sean ellas las que controlen la delincuencia y el orden. Habilidades que no tienen y lo han expresado.
Como lo aclaraba la Ministra Tohá, la derecha pide privilegios para las FFAA para un actuar represivo, privilegios que ni las mismas FFAA han pedido. Todo indica que la derecha no supera la orfandad del poder bajo la tutela del gorila militar, que les permitías hacer sus negociados y asentar su poder económico sin que la disidencia pueda decir ni pío. Proteger a las Isapres o mantener vivas a las AFPs debe resultarles muy desagradable que deban hacerlas a través de discusiones en el Congreso en el debate democrático. Les era más práctico cuando el parlamento estababa compuesto por 4 generales.
La inversión monetaria en votos para mantener a raya a una generación de jóvenes que viene a cuestionarlo todo se resolvía fácilmente en dictadura con un bando o la desaparición forzada de un opositor. Hoy están obligados a enfrentarlos en el parlamento.
El forado que le hacen a la Democracia ahora será su principal dificultad para hacer un eventual Gobierno en el siguiente ciclo. La derecha a través del discurso de odio y miedo han logrado llevar al Parlamento lo peor de su sector: mediocres, bufones, fanáticos, viejas corruptas, predicadores religiosos, charlatanes, xenófobos, descriteriados. Personajes que poco o nada aportan a las ideas profundas de la derecha acerca de su modelo económico o sus principios. Sin densidad política, sin una propuesta de desarrollo, el crédito del miedo se acabará tan rápido como llega. Tal como ocurrió con Piñera, el “se les acabó la fiesta a los delincuentes” no pasó de ser un cartel para hacer memes.
Las probabilidades de que hagan que el país reviente de nuevo está a la puerta. El daño a la democracia ha sido parte de la estrategia del neofascismo en el mundo. Poner a un pelafustán desquiciado en Argentina en la Casa Rosada es parte del plan, a ver cuanto aguanta la democracia antes de destruirla con la mediocridad, la chabacanería, la mentira. La Derecha sabe que mentir no tiene costo en parte de su electorado y en buena parte de la población que no lee ni tiene capacidad crítica para entender un mundo más allá de sus miedos. No es de extrañar que en este experimento la derecha termine llevando pronto de candidatos a la Presidencia a individuos cada vez más decadentes como Carter, Kast o uno de los hermanos Kayser, todo sirve para dañar la solemnidad Democrática y sobre todo dañar la esperanza que sea ésta la que permita resolver nuestros problemas. Si la señora Matthei (y sus ataques a los fiscales que investigan como a ella no le gusta), llega a ser la candidata, por más que la inflen sus medios de comunicación, aún no se enfría en la memoria colectiva que ella es la fiel más representante y heredera de la Dictadura, aunque la vistan de seda.
Destruyen la democracia y sus Instituciones. De ahí al militarismo fascista hay un solo paso.
¿Se prestarán de nuevo las FFAA para este juego?
