El asesinato de tres Carabineros en la zona centro-sur de Chile, en la región del Bio Bío, ha generado una profunda conmoción en el país. Los carabineros fueron encontrados calcinados dentro de una patrulla policial en una ruta cerca de la ciudad de Cañete . Este ataque ha sido catalogado como el más grave ocurrido contra la policía uniformada chilena desde el retorno a la democracia en 1990. La ciudadanía ha manifestado su repudio ante este crimen y ha rendido homenaje a los agentes fallecidos en diferentes ciudades del país. El presidente Gabriel Boric ha condenado el atentado y decretado tres días de duelo nacional.

El crimen ha llamado la atención uno por su magnitud y dos por la forma. Todo indica que fue una emboscada generada por una llamada que llevó a los policías al sitio, Lo que se sabe hasta ahora que los policías fueron asesinados a balazos fuera del vehículo, que era blindado. Una vez asesinados fueron cargados en el pick-up y luego abandonados después de haber provocado un incendio al vehículo. En el lugar donde dejaron la camioneta realizaron disparos al parecer para distracción o hacer creer que ese lugar fue donde fueron asesinados. Las investigaciones lograron dar con el lugar donde realmente ocurrió el atentado.

Las consecuencias políticas son inevitables y quien más quién menos sacará ganancias de la tragedia. Los que perdemos, en primer lugar, son las familias, sus hijos pequeños y luego todos los chilenos de a pie que quedamos expuestos al festín de políticos que añoran restringir la democracia, que anhelan la impunidad del actuar policial, donde esta tragedia les permite hacer olvidar los delitos que han cometido policías ya sea en crímenes y violaciones de DDHH y de pasadita los casos de corrupción en que se vieron envueltos en el pasado reciente.

La Derecha se apresura en culpar a organizaciones del pueblo mapuche, sobre todo a los que se han alzado en sus reivindicaciones del todo legítimas. No desconocemos que alguno de estos grupos ha optado por acciones violentas que involucran armas y atentados incendiarios a las maquinarias que operan al servicio de las grandes empresas Forestales. Lo que hemos sabido desde ya hace mucho rato que en la zona operan otras redes delincuenciales, desde organizaciones de narcotráficos y organizaciones empresariales que viven del robo de la madera. Y que también el uso de armamento de civiles que responden a los intereses de empresas forestales.

Es de esperar que pronto se de con los responsables. Nadie puede avalar este crimen por más razones que existan acerca del abuso y el despojo del pueblo mapuche.  Los únicos que ganan con esto son aquellos que disfrutan acorralando al Gobierno de Boric. La derecha, la dura, la extrema se da un festín. El hecho les viene como anillo al dedo. No es de extrañar que muchos chilenos no nos parezcan imposibles que desde esos sectores provengan los ejecutores, ya que la historia de Chile reciente muestra a lo que han llegado a hacer con tal de desestabilizar gobiernos de Izquierda o centro izquierda. El crimen ha sido una de sus herramientas para recuperar el poder y extremistas fanáticos tienen de sobra para hacer el trabajo sucio.

Pero no tenemos antecedentes para sostener esta grave acusación así que queda como una más de las tantas especulaciones, donde hasta cabe pensar que podrían estar involucrados actores que apoyen la causa mapuche o organizaciones narcos o terroristas de ultraderecha. No sabemos. Y es de esperar que la investigación no esté en manos de policías corruptos que hasta no hace mucho se dedicaban a falsear pruebas, a hacer montajes burdos para culpar a quien se les diera la gana.

Lo grave para nuestra democracia: El hecho lubrica los sueños húmedos de una Derecha a la que le urge recuperar el poder total, amenazado al gobierno por sus intentos infructuosos que tratan de mejorar la calidad de vida de nuestros abuelos; de nosotros los trabajadores y que busca poner límites a los abusos de una derecha que conserva impune el poder heredado de la Dictadura.

Sus dirigentes desfilan por matinales y son portada de sus propios diarios y medios de comunicación y usan la oportunidad de presentarse como la alternativa de gobierno en las próximas elecciones. Como si sus actos de corrupción flagrante en Municipios y empresas que controlan fueran un detalle menor. La necesidad de defender su modelo abusivo, de defender el 6% adicional de cotizaciones que quiere les vaya directo a sus administradoras o la posibilidad que seamos todos los chilenos los que les paguemos la deuda de sus ISAPRES está en juego.

Las razones que motivaron el estallido social han sido barridas y ocultadas gracias a que el temor y la mentira han sido tremendamente eficaces en una población sometida a su bombardeo mediático. Ni sus rostros televisivos, sus animadores de turno ya derraman ni una sola lágrima por las pensiones miserables de los abuelos o los costos brutales que enfrentan los chilenos sin vivienda y que deben pagar arriendo. Ahora el bufón de turno llora por un emprendedor al que lo asaltaron, (muy lamentable por cierto), lágrimas de cocodrilo que bien sirven para incentivar el miedo y la sensación de inseguridad,  les permitirá a sus patrones recuperar el poder político.

Desde la Izquierda cometimos el error de no condenar con mayor fuerza a la delincuencia incluso dentro del mismo proceso de Estallido Social. Muchos tal vez asociamos los saqueos como solo una más de la manifestación de descontento ante la injusticia y no logramos ver el Caballo de Troya con la que los poderosos nos metieron a delincuentes habituales a nuestro lado. Ahora se entiende porque sacrificaron supermercados completos donde permitieron el libre saqueo. No era más que una inversión necesaria en el proceso de recuperar el poder puesto en peligro en forma casi inexplicable y espontánea por millones de chilenos hastiados del abuso.

Los delincuentes comunes son la expresión misma del valor podrido de la sociedad neoliberal: conseguir a costa de quien sea bienes para ostentar, no importa arruinarles la vida a miles de jóvenes vendiéndoles droga, no importa dañar a quien sea con tal de pasearse en autos de lujo, cadenas de oro en el cuello, ropa de marca, perfumes de lujo, fiestas desatadas de derroche como lo hacen los millonarios más excentricos. Delincuencia y neoliberalismo son como poto y calzón: ambos se necesitan para sobrevivir. Los delincuentes no actúan contra la sociedad para mejorar la vida de los desposeídos, actúan para alcanzar un nivel de vida igual a los poderosos. Bien lo dice el desquiciado Milei: admira a la mafia porque actúa eficientemente según las leyes del mercado.

Negro panorama. A seguir usando la cabeza desde la Izquierda porque una golondrina no hace verano.

Los carabineros fallecidos son los suboficiales Carlos José Cisternas Navarro, Sergio Antonio Arévalo Lobo y Misael Magdiel Vidal Cid, todos ellos con hijos pequeños y una hoja de vida con varias felicitaciones por su actuar en la institución