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Se ha vuelto a discutir (a menudo acaloradamente) sobre educación sexual en los colegios. Existe una oposición fuerte por parte de ciertos grupos al proyecto de ley que establecería en los colegios la enseñanza de un programa de educación sexual integral desde la primera infancia. Incluso, existe un contra-proyecto por parte de un diputado republicano para prohibir tales enseñanzas en las escuelas. Otra gran parte de los padres lo apoya. ¿Quién le da al clavo? ¿Qué clase de educación debiéramos recibir en las escuelas y en nuestras casas? ¿Simplemente es asunto de los padres y nadie más se puede meter? Aquí reportaremos sobre algunos estudios y reportes que muestran, con evidencia a lo largo de décadas y a nivel global, los beneficios de la educación sexual integral en las escuelas. Se propone una educación sexual progresiva, apropiada a cada edad (no, nadie quiere enseñarle de dildos a los niños chicos, como andaban diciendo por ahí), y orientada a la salud, la seguridad y el cultivo de relaciones respetuosas en el ámbito del género y la sexualidad.

Beneficios de la educación sexual gradual y progresiva

En 2015 UNESCO publicó el informe Emerging evidence, lessons and practice in comprehensive sexuality education. A global review (Evidencia emergente, lecciones y práctica en educación sexual integral. Una revisión global). En él se hace una revisión de evidencia para 48 países de acuerdo a estudios y análisis ya existentes. El estudio concluye que “hay clara evidencia de que la Educación Sexual Integral tiene un efecto positivo en la salud sexual y reproductiva, contribuyendo notablemente a la reducción de infecciones transmitidas sexualmente, el VIH y el embarazo no deseado.” Agrega que “la Educación Sexual Integral ha demostrado impacto en términos de mejorar el conocimiento y el auto-estima (…).” 

El informe resalta que hay una gran cantidad de países que están implementando programas como estos, con considerable éxito y prospectos para mejorar. Se comentan los resultados de una revisión de 41 tests controlados aleatorizados (que, como decíamos en nuestra reciente contribución sobre salario mínimo, es el estándar de oro para un estudio sobre relaciones causales). Estos fueron realizados en Europa, EEUU, Nigeria y Mexico y confirmó que la Educación Sexual Integral previene embarazos adolescentes no deseados.

En otros estudios han encontrado que, en lugar de acelerar la iniciación sexual en jóvenes y adolescentes, la educación sexual integral puede retrasarla e incrementar el uso de preservativos (tal como se vió en un estudio con más de 6.000 jóvenes en Kenia, que comparó resultados con otro grupo de más de 6.000 estudiantes que no recibió formación en educación sexual).

Otra revisión global encontró que la educación sexual puede ayudar a construir confianza, algo importante para que las personas jovenes puedan decir que no. El estudio insiste también en que a lo largo del mundo los jóvenes están demandando acceso a educación sexual oportuna.Por su parte, Eva Goldfarb y Lisa Lieberman hicieron una revisión, en 2021, de tres décadas de estudios sobre los efectos de programas de educación sexual integral (publicado en la revista científica Journal of Adolescent Health). Algunas de las cosas más importantes que encontraron son:

  • Mayor apreciación y respeto por la diversidad sexual, menores niveles de homofobia y bullying homofóbico
  • Hay evidencia que muestra que una visión estrecha sobre el género y la reproducción de estereotipos de género aumenta el acoso basado en el género. Una educación sexual y de género ha demostrado no solo ser entendible para niños y jóvenes, sino que en efecto puede reducir estereotipos de género y sus consecuencias negativas (además de mejorar el reconocimiento de derechos igualitarios para mujeres y minorías de género)
  • Menores niveles de violencia en el ámbito romántico o de pareja, mayor disposición a comunicar estas situaciones y mejorías en la disposición de terceras partes para intervenir ante estos conflictos
  • Relaciones más saludables y mayor conocimiento, mejores y más habilidades para forjar esta clase de relaciones
  • Mejorías en el conocimiento, actitudes y resultados socio-emocionales en relación al resguardo personal, la protección del espacio personal y el tacto físico
  • Mejorías en la prevención del abuso sexual infantil, donde los niños pueden aprender sobre normas sociales básicas en torno al contacto físico apropiado y mejores habilidades para contar las cosas que les han pasado. Los estudios muestran que los niños muestran mayor conocimiento sobre qué clase de tacto es apropiado y cuál no, además de mejores oportunidades para poder decir cuándo han sido interferidos de manera inapropiada o abusiva. No muestran mayor ansiedad al hablar de estos temas, lo que muestra que se puede hablar de manera segura sobre asuntos delicados con los niños

El derecho a la educación y la seguridad

La derecha se llena la boca con la seguridad y la delincuencia, pero si les dices que la educación sexual integral ayuda a reducir los crimenes sexuales contra y entre niños y adolescentes (entre otras cosas relativas a su salud y seguridad), se vuelven locos y te dicen que quieres poco menos enseñarles a los niños pequeños a tener sexo aunque todo el mundo encontraría eso atroz (y aunque nadie, por ningún motivo, lo está proponiendo). Las personas tienen derecho a la educación y a vivir una vida segura, libre de manipulación, abuso y aprovechamiento.

Se reclama por el derecho irrestricto de la familia y los padres a ver cómo educar a sus niños, siendo que la mayoría de los abusos sexuales de todo tipo ocurren en círculos cercanos, y particularmente, con mucha frecuencia, de la familia (buscar un rato en Google sobre estos datos en distintos países debiera bastar para hacerse una idea; en Chile, según cifras del Sename, el 62% de los abusos ocurren en sus hogares, es decir, donde un familiar abusó o falló en proteger a los niños en la casa).

Icónico de esta clase de situaciones es el pastor evangélico, líder de «Con mis hijos no te metas», detenido por violar a su hija desde temprana edad. La educación sexual, así, sirve  para proteger a los niños de sus propias familias y círculos cercanos a ellas, mientras que prohibirla resulta una conducta cómplice con los abusadores. Debiera ser sentido común, pero ahí donde la familia falla sistemáticamente en proteger a los niños o directamente atenta contra ellos, la comunidad debe intervenir.

La educación sexual integral da luces de ser una herramienta fundamental para que el derecho a una educación libre y el derecho a la seguridad sean una realidad. Por razones humanitarias elementales, se necesita que las comunidades se involucren y movilicen a favor de esto. La conclusión de que la educación sexual integral también tiene que ser un derecho es, por todo lo dicho, difícil o imposible de evitar.