Así con los Comunistas, le digo
La joven un día domingo por la tarde, con una amiga del campo, se acercó a una pequeña iglesia evangélica que colindaba en el fundo y a la luz de una fogata vio que se reunían un grupo de campesinos. Para sorpresa de la muchacha, los campesinos no estaban hablando de religión ni predicando, si no que estaban hablando de sus condiciones laborales. El que oficiaba de líder era el pastor del que todos recuerdan su amable sonrisa y su voz fuerte. Y hablaba de la necesidad de que el campesino tenga su propia tierra y del derecho de sus hijos a estudiar y a tener una mejor vida que la que ellos tenían.
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