Ayer en la noche, al enterarme del escĆ”ndalo en la Embajada de MĆ©xico en Ecuador, quedĆ© horrorizada, casi no lo podĆa creer.
 Ni Pinochet se atrevió a mandar a las fuerzas armadas que entraran con violencia a alguna embajada en que hubiera asilados.
Ahora me dicen que lo hicieron los ingleses en el caso de Assange, pero no es lo mismo. El que le retiró el asilo y lo entregó a los ingleses fue el propio gobierno de Ecuador, cuyo presidente era Lenin Moreno, personaje bien conocido del que no se necesita decir mÔs.
La Convención de Viena sobre Asilo DiplomĆ”tico sólo fue creada y suscrita por los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos. Pero sin embargo, cuando se produjo el golpe cĆvico-militar en Chile, ningĆŗn paĆs, incluso los EE.UU., se negó a conceder asilo. Porque esa Convención es un pacto de honor que garantiza la seguridad y la vida de todos los perseguidos polĆticos del mundo. Es un instrumento que nos ha hecho pensar que todavĆa existe la solidaridad, la generosidad y la compasión en este planeta tan golpeado por la maldad.
MĆ©xico siempre ha sido ejemplar en esta materia. AquĆ ha habido y hay refugiados de todos los paĆses en que ha habido guerras o persecuciones: republicanos espaƱoles, que hicieron un gran aporte a la cultura de este pueblo, chilenos, argentinos, brasileƱos, etc.
Los espaƱoles crearon dos colegios, el Madrid y el Vives, donde se pudieron encontrar, convivir y trabar amistades que duran la vida entera, los niƱos de todos los exilios.
En fin, al parecer la ex embajadora mexicana ya no se encontraba en la embajada en Ecuador, puesto que habĆa sido declarada persona non grata o porque ya volvió a MĆ©xico. Pero al frente de la embajada estaba el encargado de negocios, Roberto Canseco, quien con riesgo de su propia vida, trató de oponerse al asalto y evitar que sacaran a Jorge Glas. El seƱor Canseco fue golpeado y vejado por las fuerzas armadas ecuatorianas.
El gobierno de México reaccionó muy rÔpidamente, anoche mismo rompió relaciones con Ecuador e interpuso una denuncia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Este asunto es tan insólito, tan sorprendente que uno no sabe quĆ© mĆ”s decir. Sólo que es de esperar que otros paĆses, latinoamericanos o no, rompan relaciones con Ecuador porque este se ha atrevido a ofender a un gran paĆs como MĆ©xico y a echar por tierra una de las tradiciones humanitarias mĆ”s caras a nuestros pueblos y gobiernos
Margarita Labarca Goddard