Imagen: clase política en Chile (Fuente)

Por Héctor Vega

Vivimos de mitos, para nombrarlos de manera piadosa llamémoslos, sueños. ¿Quién los vende? La casta gobernante. Hay varias, unas son de derecha, otras de izquierda y en algunos casos, como veremos más adelante, estos mitos son producto de la férrea unanimidad de ambas castas. Ello explica que se transfieran alegremente el poder. Ignorar estas negociaciones y trasvasijes del Poder, es simplemente complicidad. Así como procastinar en ideas y medidas necesarias para salir de este imbroglio y arribar a propuestas capaces de hacer algún sentido a masas empobrecidas. Reconozcamos que escaparse de las luminarias del consumo, es tarea casi imposible.

La casa propia por su ambigüedad es el anzuelo del consorcio más exitoso del siglo XX, a saber,  inmobiliaria y banca, socios exitosos e indiscutibles en la administración de la Deuda. Millones pagan mensualmente y religiosamente, 2 o 3 veces el valor de su propiedad, sin chistar, para cumplir con el sueño de la casa propia. Hay otros fraudes, que se venden bajo el respetable concepto de realismo político, uno de ellos es el CAE, creado por el presidente PPD/PS, Lagos, en connivencia con los bancos. Es decir, Bienes Públicos como, la Salud, la Vivienda, la Educación —entre otros—quedan en manos de los bancos. 

Pero el mayor fraude de todos los tiempos es la venta de nuestros recursos naturales a precios de liquidación —de muestras veamos que sucede con el Cobre

Este mito se instaura a partir de una sensación de culpabilidad. ¿Pero, somos realmente exportadores de cobre? ¿Qué nos muestran las estadísticas?

Episodio Uno. Desde el respetable Cesco, instituto de investigación de la U. Católica, se nos hace saber que en 2006, nuestro cobre representaba un 34% del mercado mundial y actualmente apenas un 26%. Conclusión del Episodio Uno. Como Tarea Nacional: debemos producir más y recuperar el sitial que teníamos hace 18 años atrás.

Episodio Dos. Exportamos 12 millones de toneladas de concentrados, es decir no somos exportadores de cobre, somos exportadores de concentrados. Eso no se vende en el mercado mundial. Lo que se vende son los Cátodos, esto es, las planchas que todos vemos en los videos. 

Episodio Tres. Los concentrados que pasan por Aduanas, contienen subproductos del cobre, cuyo valor es superior al cobre a saber, oro, plata, molibdeno, iridio, erbio, torio, platino, paladio…En los mercados europeos, las refinadoras que importan concentrados de cobre, fabrican aleaciones y otras manufacturas cuyo valor es 4 veces el precio del cobre en los mercados internacionales. Aurubis en Alemania produce más de 1 millón de toneladas de cátodos de cobre anualmente. Conclusión El negocio no está en exportar concentrados, sino instalar refinadoras en el país y convertirnos en uno de los mayores recicladores de cobre del mundo. 

Pero el Episodio Uno, nos embarca en producir más cobre y así cerrar la brecha con los niveles históricos. 

¿Qué hacer?

Primero resolver en Aduanas Controlar los subproductos que se escapan sin pagar los impuestos y los derechos aduaneros. Basta trazarlos mediante la tecnología que existe en el país y en la que se entrenan los alumnos de la U. de Antofagasta (espectrómetro de emisión óptica para medir múltiples metales).

Segundo. Controlar los tambores con barros anódicos que llegan al Holding JX Nippon Nikko,  (coreana/japonesa) que exporta minerales del grupo PGM. Sólo en 2021, Nikko, bajo la categoría de polvo seco precipitado sacó del país  2 mil 46  toneladas de este concentrado sin refinar, pese a que Codelco le entregó el 70% de propiedad de la planta de Procesado de Metales de Mejillones, para que extrajera el oro, el platino y otros metales preciosos  (Mauricio Becerra para El Ciudadano). Todos eran producidos en la Planta de Metales Nobles de Ventana.                                   

Tercero. Obnubilados por los discursos del presidente del directorio de Codelco, y del Centro de Minería de la U. Católica (CESCO), estamos empeñados, como Tarea Nacional, de producir más concentrados. Ignoramos la riqueza  que se escapa por nuestros puertos. Incapaces de asumir el balance metalúrgico de nuestros yacimientos y por ende una nueva política para nuestras fundiciones y refinadoras, nos hemos entregado, a las demandas de las transnacionales mineras que explotan nuestro territorio. Continuamos con el papel de factoría, proveedores de materias primas para los centros industriales de Europa, Asia y Norteamérica.

Inmersos en esta política extractivista, somos incapaces de cobrar cuentas a la casta gobernante que se sucede en el poder desde hace más de tres decenios.  

Quienes los sucedieron en 2022, fueron rápidos aprendices, de la antigua casta que llegó al poder anunciando la transición democrática. Pues, no hubo transición, pero sí un aprendizaje de las peores prácticas empresariales. Las mismas que,  la nueva generación, tardó apenas dos años en aprender. 

En poco tiempo nos hemos enterado  que un cambio generacional no asegura cambios. 

El cambio climático, la nueva ecuación energética, la trazabilidad de la huella de carbono, los compromisos que conlleva la COP 25, el incremento de la fuerza laboral y los desafíos tecnológicos que deberá emprender, los fenómenos migratorios, el regionalismo abierto y los desafíos geopolíticos que enfrenta la Región y, por sobre todo la conciencia que adquirió el Pueblo sobre los Bienes Públicos…Todo ello es parte de la Nueva Agenda que deberá enfrentar la casta política y,  los que llegaron al poder en 2022, que en su conjunto, carecen de medios para resolverla.  

Pero, el desafío mayor, de este recambio que enfrenta  la ecuación política, es para nuestro Pueblo, pues la Nueva Política, ya no se basa en la conciencia de nuestra individualidad, sino de la conciencia que tengamos de los desafíos a que se enfrenta la Humanidad.