EL PRESIDENTE DE CHILE FUE EL PRIMERO
¿El primero en nacionalizar el cobre, el primero en reservar el litio para Chile, el primero en aumentarles los impuestos a los más ricos  y en eliminar la desigualdad que impera en Chile?

Pues no.   Por lo que he leído, fue el primero en cuestionar las elecciones  de Venezuela antes de que se terminaran siguiera de contar los votos. Eso lo dijo el diario El País y también la CNN.

Que los resultados de las elecciones en Venezuela son difíciles de creer, dijo el señor Boric ¿Y quien tiene que creerlos, Trump, Boric y Milei? ¿Y por qué tiene el presidente de Chile que meterse en asuntos de otros países?  Cualquier persona puede opinar, ahí está la libertad de expresión. Pero los jefes de gobierno o presidentes  de países deben ser mucho más cautos  si no quieran que otros se metan es sus asuntos internos.

Por ejemplo, el presidente de México, AMLO, casi nunca da opiniones de ese tipo, en resguardo de la soberanía de su propio país. Pero siempre  ha criticado a la Organización de  Estados Americanos (OEA) porque  no es democrática, como todos sabemos, y que tal organización se ponga a juzgar las elecciones en Venezuela, es puro intervencionismo, ha declarado AMLO. Y esto es como se dice en Chile ¿Y a ti, OEA, quien te pasó la guitarra?

Sí se puede opinar, pero no para azuzar la violencia, ni menos para desconocer resultados de una elección interna.

¿Y si no querían votar por Maduro y les están haciendo trampa, pues hay una sospecha de que el gobierno ha cometido un fraude? ¿Tenemos que quedarnos callados   sobre todo lo que pasa  en otros países?

No sobre todo lo que pasa,  pero sobre los resultados  de unas elecciones conflictivas, si. Por lo demás, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, el que organiza las elecciones y cuenta los votos, tiene fama de ser excelente, insospechable. Pregunten por ahí y verán.

Cuando ha habido fraude, hay que probarlo. En México dos veces le quitaron la presidencia a AMLO y nadie dijo nada.

Y algunos dirán: es que todos los gobiernos de izquierda defienden a Maduro porque son de izquierda, y  todos los gobiernos de derecha atacan  a Maduro porque son de derecha.

Bueno, pero mientras tanto veamos lo que en Chile sabemos sobre Venezuela, más bien sobre los venezolanos.

Por  lo menos  a estos últimos los conocemos bien y eso nos puede ayudar a pensar.

En Chile hay  cerca de 800.000 venezolanos que entraron invitados por  Sebastián Piñera.

Constituyen un alto porcentaje de la población del país y son todos de derecha, fascistas diría  yo. Y  nunca han sido respetuosos del país que les dio asilo. Me acuerdo muy bien que  hace unos pocos años fueron a reunirse frente al local del PC chileno, y cantaban  “Comunistas maricones, les mataron   a sus parientes por huevones”. Se escaparon de una tremenda paliza estos  extranjeros entrometidos   y desalmadas,  porque seguramente no había en esos momentos en el local. Pero el gobierno de entonces, que era el de Piñera no hizo nada, ¡Qué iba a hacer si él los había invitado?

Esos son los métodos que se atreven a aplicar en Chile los venezolanos  de derecha aquí asentados, ya me imagino como serán en Venezuela.

Vamos, señor Boric, déjese de secundar a los yanquis que  ni se lo van a agradecer porque Chile le  interesaba a Kissinger que ya se murió y ahora no le interesa a nadie. Pues no está usted obligado a seguirle las aguas a Trump,  que va a perder las elecciones, ni al New York Times ni al Figaro francés, que se puede  equivocar. Pues por mucho que usted hable, la verdad es que Maduro tiene muchísimos partidarios en Venezuela porque ha hecho un gobierno para el pueblo.

Ya se sabe que la derecha nacional y también  internacional quieren dar un golpe de Estado en Venezuela para restaurar el régimen capitalista y corrupto  que hubo antes de Chávez. ¿Por qué? ¿Cómo que por qué? Pues porque en Venezuela hay petróleo, por qué va a ser.

Y quedándonos en América Latina, ¿ha protestado usted  por el bloqueo criminal contra Cuba?  Que yo sepa, no. ¿Y contra el golpe que le dieron a Castillo en Perú? Creo que tampoco.

Entonces, como conclusión resulta que lo que debe hacer el presidente de Chile es quedarse calladito  porque así se verá más bonito mientras  se toma una buena cazuela sin pensar más en Venezuela.