Imagen: Pinochet con Henry Kissinger. Archivo General Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores (Fuente)

Hubo un tiempo en que Chile, según la embajada gringa de la época, estuvo en el centro del conflicto ideológico mundial. Esta sería, según los archivos desclasificados estadounidenses, razón por la cual decidieron intervenir. Muchas personas tienen una idea sobre el rol de Estados Unidos en el fin de la democracia en Chile de 1973, pero no siempre se le toma el peso al calado de la cuestión. Peter Kornbluh, de la organización National Security Archive, destaca por haber ordenado y difundido al público la información de miles de documentos desclasificados de EEUU y la Agencia Central de Inteligencia, que exponen el descarado y brutal plan para generar caos y violencia en Chile e impedir cualquier posible triunfo del socialismo (además de la posterior colaboración con el régimen terrorista de Pinochet). En esta contribución les traemos una traducción propia de un fragmento de la segunda parte de la introducción del libro de Kornbluh El Archivo Pinochet: Un Dossier Desclasificado sobre Atrocidad y Rendición de Cuentas (The Pinochet File: A Declassified Dossier on Atrocity and Accountability; The New Press, 2013). El libro ha sido traducido al español como Pinochet: Los Archivos Secretos (Crítica, 2013). Puedes leer la primera parte de la introducción aquí.

Por Peter Kornbluh

Chile desclasificado

A pesar de la importancia y notoriedad de Chile en el actual debate sobre la política exterior de Estados Unidos, su historia ha permanecido oculta al escrutinio público. Las operaciones encubiertas, los asesinatos, los escándalos, los encubrimientos y las controversias sobre las violaciones de los derechos humanos—todas estas cosas generaron cantidades masivas de documentación ultra secreta. Pero sólo un puñado de los cientos de documentos revisados por el personal del Comité del Senado a mediados de la década de 1970 fueron realmente desclasificados. Los procesos judiciales contra el ex director de la CIA Richard Helms por mentir al Congreso sobre las operaciones encubiertas en Chile, y las demandas civiles interpuestas por las familias de las víctimas más famosas de Pinochet, Charles Horman, Orlando Letelier y Ronni Karpen Moffitt, arrojaron referencias a miles de registros sobre las relaciones de Estados Unidos con el régimen de Pinochet en el momento alto de su represión; pero el gobierno estadounidense se negó a divulgar la mayoría de ellos. Los documentos que el gobierno desclasificó estaban tan censurados—muchos completamente tachados, salvo el título y la fecha— que resultaban inútiles para una evaluación judicial o histórica.

La detención de Pinochet en Londres renovó el interés nacional e internacional por los vastos archivos secretos de Estados Unidos sobre Chile. Se sabía que esos archivos—informes de inteligencia de la CIA, cables del Departamento de Estado, análisis del Departamento de Defensa, memorandos del Consejo Nacional de Seguridad, entre otros documentos—contenían una cobertura extraordinariamente detallada de las atrocidades de Pinochet, del funcionamiento interno de su represión interna y de sus actos de terrorismo internacional, así como de las políticas de Washington hacia su régimen. La documentación estadounidense habría proporcionado una gran cantidad de pruebas para procesar a Pinochet y a sus subordinados, si tan sólo se pudiera convencer a la administración Clinton de que desclasificara miles de archivos que contenían decenas de miles de páginas de información secreta recopilada durante la dictadura militar de Chile.

La Casa Blanca de Clinton ya había sido pionera en un proceso de desclasificación de documentación estadounidense para promover la causa de los derechos humanos. Durante su primer mandato, el presidente Clinton autorizó importantes desclasificaciones sobre El Salvador, Honduras y Guatemala en respuesta a los escándalos sobre la mala conducta y la represión de Estados Unidos en esos países. En cuanto a Chile, la administración se enfrentó a un coro de voces enérgicas y conmovedoras de las familias de las víctimas estadounidenses de Pinochet, así como a la presión del Congreso para que divulgara pruebas que ayudaran a España en sus esfuerzos por llevar a Pinochet ante la justicia. Tanto en público como en privado, los grupos de derechos humanos y de derecho a la información, incluida mi organización, el Archivo de Seguridad Nacional, presionaron a los funcionarios de la administración para que desclasificaran documentos en nombre de los derechos humanos, la justicia y la historia. 

Por una variedad de razones políticas, la administración Clinton se resistió a cualquier iniciativa política o gesto que pudiera ayudar a la aplicación sin precedentes por parte de España de la jurisdicción universal a los crímenes de Pinochet. No hacer nada, sin embargo, sería percibido como una protección al más vil de los dictadores latinoamericanos de la historia reciente. Finalmente, la administración aceptó llevar a cabo un «Proyecto de Desclasificación Chile»—no para proporcionar documentos a España, sino en beneficio de los ciudadanos chilenos y estadounidenses. La revisión de la desclasificación, según anunció el Departamento de Estado en febrero de 1999, «respondería a los deseos expresados» por el Congreso y las familias de las víctimas estadounidenses de Pinochet, y fomentaría «un consenso dentro de Chile para revigorizar su proceso de verdad y reconciliación.»

A su crédito, la administración Clinton tiró, empujó y presionó al sistema de secretismo para que divulgara cantidades significativas de información. Bajo la dirección de la Secretaria Madeleine Albright, el Departamento de Estado comprendió la necesidad de una desclasificación exhaustiva para promover los derechos humanos y la honestidad histórica; los Archivos Nacionales (encargados de los documentos presidenciales), el Consejo Nacional de Seguridad, el Pentágono y el Departamento de Justicia, en orden descendente, también cooperaron en el proyecto. Pero los «segurócratas» de la CIA —la agencia con la documentación más reveladora que ofrecer, pero también con más secretos que ocultar— se mostraron especialmente reacios. Durante meses, los funcionarios de la Agencia trataron de retener cualquier documento que demostrara la participación encubierta de Estados Unidos en la muerte de la democracia y el ascenso de la dictadura en Chile. En 1999, una enmienda especial a la Ley de Inteligencia exigió a la Agencia que elaborara un informe escrito para el Capitolio sobre sus operaciones encubiertas, titulado Actividades de la CIA en Chile. Pero sólo una importante presión pública —de grupos de derechos humanos, miembros clave del Congreso y funcionarios dedicados dentro del poder ejecutivo, incluido el propio presidente Clinton— obligó a la CIA a abrir parcialmente sus archivos secretos sobre los vínculos encubiertos de Estados Unidos con la violencia del golpe y, tras él, con las instituciones militares y policiales secretas que llevaron a cabo sistemáticamente los abusos de Pinochet.

El Proyecto de Desclasificación Chile proporcionó unos 2.200 documentos de la CIA. Además, se publicaron unos 3.800 documentos de la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional, el Pentágono y el FBI, así como 18.000 documentos del Departamento de Estado que arrojaron una luz considerable sobre los diecisiete años de dictadura de Pinochet y sobre las políticas y acciones estadounidenses en Chile entre 1970 y 1990. En total, el Proyecto de Desclasificación produjo 24.000 documentos nunca antes vistos, la mayor publicación discrecional de documentos del poder ejecutivo sobre cualquier país o cuestión de política exterior.

Estos documentos proporcionan una crónica de veinte dramáticos y densos años de política y operaciones estadounidenses en Chile, así como una cronología exhaustiva de la represión desenfrenada de Pinochet. Con los sellos estampados de ULTRA SECRETO/SENSIBLE, SOLO LECTURA, NODIS [no distribuir a otras agencias] NOFORN, [no distribuir al extranjero], y ROGER CHANNEL [alta urgencia, difusión restringida], entre otras categorías de clasificación, incluyen memorandos de conversación de la Casa Blanca [memcons] que registran los comentarios privados de los presidentes de EE.UU. y sus ayudantes; directivas de decisión y documentos informativos preparados para Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter y Ronald Reagan; actas de reuniones de estrategia de acción encubierta presididas por Henry Kissinger; informes de inteligencia de alto nivel basados en informantes dentro del régimen de Pinochet; y cientos de comunicaciones de la Dirección de Operaciones de la CIA, fuertemente censuradas pero aún reveladoras, con agentes de su estación de Santiago que detallan la acción encubierta masiva para cambiar el curso de la historia de Chile.

De hecho, los documentos contienen nueva información sobre prácticamente todos los asuntos, episodios y escándalos importantes que salpicaron esta controvertida época. Abarcan acontecimientos como: el Proyecto FUBELT, la acción encubierta de la CIA para impedir que Salvador Allende se convirtiera en presidente de Chile en el otoño de 1970; el asesinato del comandante en jefe [del Ejército] chileno René Schneider; la estrategia y las operaciones de EE.UU. para desestabilizar el gobierno de Allende; el grado de apoyo estadounidense al golpe; las ejecuciones de ciudadanos estadounidenses tras el golpe; los orígenes y operaciones de la policía secreta de Pinochet, la DINA; los vínculos de la CIA con el jefe de la DINA, Manuel Contreras; la Operación Cóndor; el atentado terrorista mediante explosivos en el automóvil contra Orlando Letelier y Ronni Moffitt en Washington, D.C.; el asesinato por quemadura del residente de Washington Rodrigo Rojas; y los esfuerzos finales de Pinochet para frustrar la transición a un gobierno civil. Muchos de los documentos dan nombres, revelando atrocidades y exponiendo a quienes las perpetraron. Estos documentos se han utilizado, y se siguen utilizando, para avanzar en las investigaciones judiciales sobre las atrocidades contra los derechos humanos cometidas por los militares de Pinochet y para exigir responsabilidades a los funcionarios del régimen por sus crímenes.

También se están utilizando para reescribir los libros de historia sobre el papel de Estados Unidos en Chile. Para quienes estudien esta historia, los documentos desclasificados ofrecen la oportunidad de ser una mosca en la pared mientras presidentes, asesores de seguridad nacional, directores de la CIA y secretarios de Estado debatían decisiones cruciales y emitían órdenes con el poder de cambiar a una nación. También permiten al lector observar el proceso minuto a minuto, día a día, de cómo se implementaban esas órdenes en Chile. La comparación entre lo que se dijo y se hizo en secreto y las declaraciones, testimonios y memorias oficiales revela, con asombroso detalle, la mendacidad que acompañó a la política estadounidense.

Los documentos también permiten reexaminar muchas, si no todas, las cuestiones pendientes que rondan esta historia. Preguntas como:

  • ¿Qué rol jugó en realidad Estados Unidos en el violento golpe de estado de 11 de Septiembre de 1973, golpe que trajo a Augusto Pinochet al poder?
  • ¿Qué motivó al Presidente Nixon y su Asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, a autorizar y supervisar una campaña para derrocar y socavar la democracia chilena? 
  • ¿Qué apoyo dió secretamente la CIA para ayudar a consolidar el régimen de Pinochet? ¿Qué asistencia entregó la CIA a la policía secreta asesina, la DINA?
  • ¿Fueron los oficiales estadounidenses negligentes, o posiblemente cómplices, en la ejecución de Charles Horman, ciudadano estadounidense detenido por los militares chilenos luego de golpe, y cuyo caso se convirtió en el tema de la película de Hollywood, Missing?
  • ¿Qué sabía la inteligencia estadounidense sobre la Operación Condor, la red de policías secretas del Cono Sur liderada por chilenos que organizaba actos internacionales de terrorismo de estado para eliminar críticos de sus régimenes?
  • ¿Podrían los oficiales estadounidenses haber detectado y disuadido el atentado con coche bomba que mató a Orlando Letelier y a Ronni Karpen Moffitt—el más atroz acto de terrorismo internacional cometido en Washington, D. C. antes del ataque al Pentágono el 11 de Septiembre de 2001?
  • Y, al final, ¿Qué rol jugó Washington en el desenlace de la dictadura de Pinochet? 

(…) El hecho de que el secretismo que rodea a Chile y a las relaciones de Estados Unidos con Pinochet se haya mantenido durante tanto tiempo refleja tanto la naturaleza controvertida de este pasado como su continua relevancia para el debate actual y futuro sobre la intervención estadounidense en el extranjero y los fundamentos morales de la política exterior de Estados Unidos. Los documentos desclasificados que se destacan en las páginas que siguen son, en esencia, un expediente de atrocidades y rendición de cuentas, que aborda no sólo al general y su régimen, sino también el vergonzoso historial de apoyo estadounidense al derramamiento de sangre y la dictadura. «Uno de los objetivos del proyecto», afirma la declaración de la Casa Blanca que acompañó a la publicación final de miles de documentos alguna vez secretos, «es poner los documentos originales a disposición del público para que pueda juzgar por sí mismo hasta qué punto las acciones de Estados Unidos socavaron la causa de la democracia y los derechos humanos en Chile.» (…).