Si una olla con agua es la sociedad civil, y el fuego representa los abusos como expresión más clara del sistema, podemos entender mejor el periodo. Esa olla alcanzó su punto de ebullición el 18 de octubre de 2019, ahí, luego de dejarla hervir un rato, había que retirarla del fuego y quizás apagar este con la misma agua. Sin embargo, dejamos que siga hirviendo, hasta convertir toda el agua en vapor y la olla quedara expuesta, en seco, a las mismas llamas.
Entender el estallido como una consecuencia lógica de un proceso de acumulación de fuerza y poder popular, y no como una rebelión de consumidores molestos, está a la base del devenir posterior. No es la conciencia lo que caracterizó el proceso, es la ausencia de conciencia respecto del tipo de sociedad y el lugar que se ocupa en ella. Esta es la real disputa ideológica y la vamos perdiendo.
Vienen días de cuchillos largos en los derrotados y euforia en quienes hacen propio el triunfo del rechazo. Hacer política sin tener la iniciativa y con la discusión en la búsqueda de culpables, además de una derecha (la antigua y la nueva) sintiendo que les toca a ellos imponer condiciones, nos depara un periodo corto de agenda impuesta por estos últimos. Sin duda, buscarán acorralar al gobierno y relocalizar el poder constituyente en el congreso, o como derivado de este. Por ejemplo, una nueva convención, sin lista de independientes, escaños reservados, paridad relativizada, etc., una forma que asegure, que nunca más se pierda la posibilidad del veto. Pensarán una Constitución que aun entregando el reconocimiento de derechos sociales, en el fondo estos se vean relativizados por la mantención de estos mismos derechos en el mercado (educación, salud, agua, vivienda….). Este será el trazado de las derechas, cuentan para ello hasta con lo que queda del dedo de Lagos.
Debe haber entonces un solo gran aprendizaje, hay que sacudirse la derrota y no dejar el ruedo, pero ahora sin el entusiasmo fácil del estallido, sino con la tarea de crear poder popular. Tan atrás no estamos, ante una arremetida feroz y millonaria, que sólo tuvo que empaquetar bien los argumentos que nosotros mismos dimos, un 39% votó por profundas transformaciones, esta es la base de conciencia que debe dar soporte a la siguiente etapa. Si es así, que disfruten su momento, porque será breve, apagaremos su fuego de abusos con agua de liberación, aunque tome tiempo, una y otra vez cargaremos esa olla.
Patricio Soto C.
5 sept 2022
De acuerdo con una de tus conclusiones, Crear Poder Popular, pero no con tu análisis de los niveles de conciencia. Quienes acompañamos a los jóvenes en esas manifestaciones pudimos saber que aunque no luchaban por el Socialismo ni mucho menos, sí lo hacían contra el modelo, y no como consumidores de mercado. Sus luchas eran por justicia, por igualdad de oportunidades, por educación gratuita de calidad, inclusiva no sexista, con la fuerza del feminismo y un larguísimo etcétera. Eso era en la calle, en parques y plazas se juntaba espontáneamente a gente a realizar propuestas que cuestionaban el sistema, y la mayor de ellas fue Asamblea Constituyente. Entonces sí hubo Revolución de la Conciencia y venía desde los Pingüinos.