Encuestas como Cadem han sido repetidas veces cuestionadas por diversas irregularidades y deficiencias. A lo largo de los años el veredicto serio se ha ido aproximado ampliamente en contra de su credibilidad al punto de que a veces la presentación de datos y su elaboración no resiste el más mínimo análisis.

Entre estas consultoras hay fuentes de financiamiento no declaradas (donde es claro para cualquiera que todo estudio científico que no declare conflictos de interés de sus autores incumple normas básicas de credibilidad académica), documentados contratos millonarios con gobiernos de derecha, ausencia de auditorías externas, metodologías a menudo no transparentadas o patentemente deficientes con clara negligencia en consideraciones muy básicas para, por ejemplo, exagerar un dato favorable a los intereses empresariales y conservadores que en el fondo representan. En el peor de los casos y dadas estas negligencias, incluso, se ha testificado por parte de funcionarios encuestadores que se han presentado datos falsos (inventados por los encuestadores o duplicados para rellenar) en medio de un débil proceso de checkeo de los mismos. Dado todo esto, según el doctor en Sociología de la Universidad de Chile, Giorgio Boccardo, «la encuesta Cadem es un instrumento que altera y pone una desconfianza sobre la democracia».

No obstante, junto con la campaña del Rechazo que comenzó desde antes del mismo plebiscito, se logra exagerar la voz de los ya sobrerepresentados grupos profesionales y de elite conservadora escandalizados con incluso cambios moderados hacia un país de ciertas garantías mínimas de bienestar y responsabilidad social y ecológica, y en el fondo escandalizados con que la conversación ya no sea entre elites progres y elites pinochetistas. Que la gente común, los rotos, las personas cualquiera, las mujeres insumisas comiencen a siquiera participar de ella (siendo el fin del mundo si es que las preocupaciones e ideas de los plebeyos están en el centro). Noticias falsas, tergiversaciones, descalificación y burla gratuita, ejércitos de bots, soldados forzando «trending topics» en Twitter y la colaboración y obsecuencia de los medios masivos con un flujo concomitante de panfletos virtuales baratos que no para.

Las críticas honestas a la Convención pueden ayudar a perfeccionar normas y dejar fuera las que puedan ser innecesarias, e incluso a tratar de asegurar cambios sustantivos favorables al país que puedan no estar aún dados (además de ser reformable en el futuro a consideración democrática). Esto otro solo es propaganda.

Aun así, los avances sociales no se detienen fácilmente. Adelante!
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«[REPORTAJE] Los 6 grados de separación de Cadem con Dominga, el proyecto minero de la familia de Carlos Alberto Délano» @ Diariousach https://bit.ly/3rSrKdD

«Sociólogo plantea que datos de encuesta Cadem no son representativos de la ciudadanía» @ Diariousach https://bit.ly/3y8TMFZ

«¿Se puede confiar en las encuestas en Chile?» @ larazon.cl https://bit.ly/39iFPL5

«Las debilidades metodológicas de la encuesta Cadem» @ El Desconcierto https://bit.ly/3NMzF5C

«Ex supervisor de la Cadem acusa irregularidades en metodología: «Descubrí a encuestadores que se juntaban a contestar encuestas cruzadas»» @ The Clinic https://bit.ly/38sFchK

«Encuestas a la “medida”» @ El Mostrador https://bit.ly/3vHHFwG

«El lugar donde las encuestas pierden la seriedad» @ TerceraDosis https://bit.ly/3xOY8li